Más que un juego de palabras
Damas y caballeros, con ustedes Los palindromistas. A no confundir, no se trata de un partido político ni siquiera de una religión, simplemente de personas apasionadas, como el director Tomás Lipgot, por los palíndromos. ¿Y qué son Los palíndromos?, hacia ese espacio viaja este increíble documental, a reinventar un juego de palabras de derecho y revés; a romper los códigos del lenguaje castellano convencional para crear otras palabras dentro de las palabras.
No se trata de buscar un significado desde la razón, no se trata de etiquetas nominales en frases donde abunda la inteligencia y el ingenio en la construcción de oraciones. Se trata ni más ni menos de comprender la simetría de las cosas.
Tomás Lipgot comparte su pasión por los palíndromos, su falta de pudor para dejar que el niño que vive en los verdaderos artistas salga a jugar y se emocione con los descubrimientos de palabras, o al menos trate de ordenar algunas frases, siempre bajo la premisa lúdica por encima del rigor científico.
Los personajes persona que lo acompañan en el derrotero por cuatro países también rompen las barreras del prejuicio como ocurría con el entrañable Moacir (recientemente fallecido) y sus dos películas.
La singularidad de Viva el palíndromo no sólo alcanza los niveles de obsesión del cineasta, sino los correlatos con la genética y el ADN, la Neurociencia y claro está la Literatura. También con un cortometraje sumamente gracioso y creativo o la particularidad de cortar la película justo en la mitad del metraje para que sea simétrica.
Imposible no terminar tarareando el leiv motiv de Viva el palíndromo, imposible no contagiarse con ese entusiasmo de todos aquellos apasionados por algo, a quienes no les importa la mirada ajena y tampoco les interesa encajar en un mundo donde jugar parece sólo cosa de niños y el ocio una pérdida de tiempo.