La invención de la impostura.
Tras la caída del régimen fascista, el Partido Comunista Italiano (PCI) fue el segundo partido más votado de Italia, detrás de la Democracia Cristiana. En la década del setenta, Enrico Berlinguer, el Secretario General del PCI, llamó a un compromiso histórico a todos los partidos para enfrentar la crisis. Esta unidad nacional, los compromisos políticos y la falta de atractivo de un partido demasiado ortodoxo para los nuevos valores posmodernos que se avecinaban terminaron destruyendo al PCI, uno de los partidos comunistas más importantes de Europa. La caída del PCI facilitó el fortalecimiento del Partido Socialista, que de la mano de Bettino Craxi llegó al poder en 1983 para instaurar una red de corrupción obscena aliada con la democracia cristiana.
Esta situación generó una sensación de falta de oposición en un país que se jactaba de sus intelectuales de izquierda. Viva la Libertad viene a ser una toma de posición extraordinaria sobre este acontecimiento y sus consecuencias en la política actual. Enrico Oliveri (Toni Servillo) es el Secretario General del principal partido de la oposición en Italia. De ideas progresistas, pragmático, moderado, falto de carisma y conservador, Oliveri es cuestionado por sectores radicalizados de su partido que de la mano de su liderazgo va camino a perder las elecciones presidenciales y legislativas según las encuestas.
La presión lleva a Enrico a tomar una decisión inesperada y parte sin aviso hacía Francia para visitar a una antigua novia de su juventud sin dejar rastro. Su principal asesor, Andrea (Marcelo Mastrandrea), y su esposa -preocupados- comienzan a buscarlo por todas partes cautelosamente sin éxito, pero un suceso imprevisto lleva a Andrea a tomar una decisión arriesgada. Enrico tiene un hermano, Giovanni, que fue internado en un hospital psiquiátrico debido a un brote psicótico hace muchos años. Cuando Andrea lo encuentra descubre que Giovanni es idéntico a Enrico, salvo por sus cabellos más grises, su agudeza discursiva y una clara inclinación intelectual, herencia de su pasado docente.
Giovanni es lo contrario de Enrico: sincero, cálido, carismático, intelectual y un poco loco. Andrea decide suplantar a Enrico con su hermano Giovanni aterrado ante la probabilidad de una catástrofe electoral tras anunciar la desaparición del Secretario General y candidato a presidente. Las apariciones públicas y polémicas de Giovanni causan un gran revuelo y los ciudadanos italianos comienzan a entusiasmarse con el substancial cambio de personalidad y temperamento del renovado líder político.
El pragmatismo de las ideas de los partidos políticos de izquierda y el abandono de sus banderas ideológicas y programáticas han causado una crisis de aquiescencia en la actualidad. Como si fueran arenas movedizas, cada movimiento y nuevo posicionamiento los van hundiendo un poco más. La película de Roberto Andò abre el juego a ese problema político a partir de la introducción de un elemento por fuera de la estructura partidaria, el olvidado intelectual como respuesta a los problemas de una época de aceptación de la acumulación del capital y sujeción a los intereses del gran capital multinacional. Ingenua pero comprometida, Viva la Libertad es un manifiesto preciso sobre el cine político actual que pone en cuestión el compromiso ciudadano y la necesidad de reinvención de la política progresista.