Viva la libertá, comedia y crítica política
La película cuenta la historia del político italiano Enrico Olivieri –secretario del partido de oposición, identificado como una centro-izquierda en decadencia– que en medio de la campaña electoral abandona sus compromisos y responsabilidades para fugarse a la casa de una antiguo amor en Francia. Ante esta situación, sus asesores intentan salir del apuro sustituyéndolo por su hermano gemelo, un enfermo bipolar recién salido del psiquiátrico. El cambio resulta favorable, el "doble" de Enrico radicaliza el discurso y logra recuperar la confianza del electorado.
Como en muchas oportunidades en la historia del cine italiano, la crítica social y política está presente, esta vez en tono de comedia e ironía. El cuestionamiento al poder político, sea de oficialismo u oposición, tiene su lugar en una gran cantidad de películas, desde los más importantes directores del neorrealismo italiano de posguerra hasta las reconocidas El Caimán y Aprile, de Nanni Moretti, donde es cuestionada la derecha de Berlusconi y la tibieza de la oposición con la famosa escena en que el director grita al televisor: ¡D’Alema, dí algo de izquierdas!
Viva la libertá da cuenta, con sentido del humor, de una situación de descrédito político. Muestra también la dependencia y colaboración entre los distintos partidos tradicionales. Ante el repudio popular, oficialismo y oposición pactan acuerdos y se necesitan mutuamente.
En la actual crisis económica que recorre Europa se encuentran impulsores de los planes de austeridad en todos los bandos y crece el descrédito de los representantes políticos encargados de aplicarlos. La política italiana es parte de esta realidad, el régimen se demuestra al servicio de los intereses de los poderosos. En los últimos tiempos un nuevo "actor" de la política y la televisión italiana, Beppe Grillo, es quien viene sacando rédito de esta situación, pero lejos de ser progresivo, con un discurso "antipolítica" ataca tanto a la derecha como a los sindicatos y los trabajadores.
En la película, la alternativa que emerge no es un personaje del espectáculo sino un filósofo loco. Sus intervenciones apuntan a decir algunas verdades como denunciar la censura de la prensa y la corrupción, y así logra conquistar a las masas, quienes no salen del lugar de espectadores.
La narración se estructura a través de un montaje paralelo entre las acciones de los hermanos Olivieri: mientras Enrico se refugia en sus recuerdos personales, Giovanni prueba que su supuesta locura logra empalmar con la necesidad de un discurso transparente y directo. Se destaca la actuación de Toni Servillo (actor de La gran belleza), que interpreta por partida doble a los hermanos gemelos Enrico y Giovani Olivieri. Valeria Bruni Tedeschi participa el papel de Danielle, el antiguo amor de ambos hermanos.También aparece el cine como tema y lenguaje, con el entorno de Danielle en Paris, y una breve inclusión acerca de declaraciones de Federico Fellini.
Para seguir conociendo el cine italiano, esta semana se sumará otra opción a la cartelera local con el estreno de la película Qué extraño llamarse Federico, homenaje que Ettore Scola le dedicó a Fellini.