Retiscente a escribir sobre este estreno de la semana, sabiendo que otros pares habrian de escribir largo y conciso, con apreciaciones más que correctas sobre temas del film de los cuales hemos conversado una y otra vez desde haber visto Vivir al Límite en la función de Apertura del Festival de Cine de Mar del Plata del 2008 -si, ya casi dos años atrás-, surge en mí la necesidad de aportar mi experiencia antre la visión de un film que no será olvidado, que me alegra que haya despertado la atención de festivales internacionales y ahora, luego de su estreno en Estados Unidos, nominaciones y galardones por cuanta entrega de premios se recuerde.
Creo, la única protagonista del film, es, sin dudas, su directora: Kathryn Bigelow.
No es fácil en el medio, para una mujer, tras un mundo netamente machista, de donde los trabajos de dirección importantes y de costosas producciones recaen en directores hombres. Bigelow, con el correr de los años, se ha convertido en un ejemplo. Es difícil a primeras vistas, imaginar que sus trabajos hayan sido concretados por una mujer, no por desmerecer su sexo, sino las temáticas abordadas, dígase un film de terror con vampiros rurales, un thriller policial, una de surfers ladrones, e inclusive un drama bélico. Temas que, generalizando, no son exclusividad, pero, han sido desarrollados y se ven vinculados “generalmente” a directores y público masculino.
En mi experiencia con el film, puedo destacar la veracidad con la que Bigelow ha expuesto a sus actores, la actuación de Jeremy Renner es soberbia, y ambientación para brindarnos Vivir al Límite. Desde el comienzo del film estamos inmersos en la experiencia de un gendarme de comando desarmabombas, estamos en Irak, estamos en una guerra. Con cámara en mano excesiva para mi gusto. Es el ambiente donde el protagonista con sus recaudos, camina, observa, vive. No transcurre un segundo donde éste se detenga a teorizar acerca de lo que está haciendo, del contexto político, social, bandos, en definitiva, qué está haciendo allí. El es solo un soldado, un experto nato para su tarea.
Quizás con referirme a una “tarea” es lo que he sentido en cierta manera, lo que me ha generado Bigelow con el film, lo veo como una “tarea”, donde discrepo con mis pares y no veo profundización. Veo un film donde, magníficamente podriamos hacer una lectura sobre esta defenestrable invasión, ¿cuándo si no?.
Esa sensación que he reiterado de “no jugarse” es lo que me hace ruido, en lo personal. Viendo a Bigelow, con su entereza, en una conferencia de prensa, desdibujada, donde habló sobre el proyecto, sentí aún mas que mis dudas sobre el film quedaban confirmadas.
¿Por qué hacer un film mostrándonos un ambiente hostil y de actualidad, y no hacer un descargo, no pido la utilización de trazo grueso, al menos con una simple mención, escapando de ideologías pero no de compromiso. Aquí no hay malos ni buenos, enemigos ni heroes, esto no es un duelo, ni un western, es una realidad.
¿Por qué no dar un índice de lo innecesaria que es ésta guerra o invasión?
Por momentos, mi única respuesta a éste planteo, rondaba por la vinculación del film a cierto tipo de norteamericano, que esto juegue en contra hacia el film y no adquiera notoriedad, demostrado con la repercusión resultante en films como Redacted de Brian DePalma, más cercanamente a Che de Steven Soderbergh, o los documentales de Michael Moore. Hay gran parte del Estados Unidos que no quiere ver éste tipo de films, que les demuestre lo incorrecta que es su sociedad e indique objetivamente en qué se han equivocado, que resalte los errores.
Siento que a Bigelow le ha pesado esto, no querer ser encasillada, según sus propias palabras al ser interrogada en una rueda de prensa comentó que no era su función como directora tomar una posición ante el tema de la invasión norteamericana a Irak.
Personalmente, creo que con esa arma en las manos, en un mundo injusto como en el que vivimos y la auténtica crudeza que demuestra en el relato de Vivir al Límite, una gran oportunidad se perdió.