A pesar de que la crítica internacional habla maravillas de Vivir al límite y aunque es una de las películas con más nominaciones a los premios Oscar, les voy a ser sinceros (ya que es mi único capital…): ni a palos es tan buena como todo el mundo dice.
Es cierto que el enfoque del film es novedoso, al centrarse más en la psicología del soldado estadounidense en el conflicto con Irak, pero de ningún modo es tan genial como el mundo parece haberse puesto de acuerdo en considerarla.
El protagonista es el líder de una unidad que desactiva bombas y comanda un equipo de otros dos jóvenes. La película justamente hace foco en el contraste de personalidades entre los tres. Uno de los soldados es bastante temeroso y tiene un acompañamiento de uno de los psicólogos del Ejército, al otro parece que no le importa nada y que lo único que quiere es irse de ahí y va contando los días que faltan para el relevo. El Jefe es un tipo intrépido al que la guerra le sube la adrenalina y casi que lo disfruta, el problema es que al ser el que decide, suele poner en riesgo a todos.
En definitiva, la peli está buena, pero no es fundamental ni fundacional para la filmografía de guerra.