Más allá de la adrenalina indiscutible y de una rigurosa puesta en escena, la película de Bigelow no logra traspasar lo anecdótico y si bien no toma posición ideológica explícita su sesgado punto de vista sobre el ejército de ocupación y sobre su particular héroe pone en evidencia una falta de compromiso político con la historia. El teórico francés André Bazin decía que un plano es una cuestión moral, por lo tanto no puede existir una película apolítica como algunos pretenden definirla. Salvando esas distancias se deja ver como un gran entretenimiento...