La obra maestra que no fue
Las películas de Ben Affleck se han caracterizado por ser simples a nivel narrativo. Buenas historias, con buenos personajes, pero siempre con hilos argumentales fáciles de seguir. Live by Night, de alguna manera, se aleja de ese estilo e intenta incursionar en una trama compleja, con múltiples aristas y plagada de personajes. El resultado no es malo, pero sin dudas ésta es la propuesta más débil que hasta ahora ha estrenado el director.
La virtud más evidente de Live by Night se encuentra en su cinematografía y en su capacidad de sorprender al espectador con grandes escenas de acción y tomas elocuentes. Quizás sea, de hecho, la mejor obra de Affleck en cuanto a lo técnico, quien demuestra su enorme capacidad de dirección y su involucramiento en todas las etapas de la producción, desde las cámaras hasta la sala edición. Sin embargo, el problema esta vez radica en el guión. El director tal vez haya pecado de ambicioso a la hora de contar una historia con demasiadas bifurcaciones argumentales y, en su intento de abarcarlo todo, termina empaquetando una historia caótica y resuelta a los apurones.
Live by Night brilla por momentos y siempre entretiene, pero su acelerado ritmo y barroquismo narrativo impiden que la historia alcance profundidad. La ansiedad de filmar una obra maestra en el cine de gangsters a Affleck le terminó jugando en contra. Es una buena película, pero lejos está de destacarse.