Las películas basadas en hechos reales tienden a ser emotivas. Las películas deportivas, en donde un deportista triunfa a pesar de la adversidad, tienden a serlo también. En Eddie the Eagle esos dos géneros colisionan en forma espectacular, y entregan una feel good movie tan especial y emocionante que sólo se la puede considerar como alimento para el alma.
Olvidémonos por un momento de los méritos fílmicos básicos de la película. Exceptuando un par de elipsis narrativas que obligan a que la trama se mueva raudamente de un suceso al otro sin mucha explicación de por medio, lo que tiene en su centro el guión de Sean Macaulay es alma pura. Llevada a muy buen puerto por el actor inglés devenido en director Dexter Fletcher y el explosivo protagónico de la joven promesa Taron Egerton, Eddie the Eagle es una historia de superación, en donde un adorable jovencito tiene como meta final participar a como de lugar de las Olimpíadas. Su desgarbada figura y limitaciones físicas no le permiten hacerlo, y tampoco la estirada sociedad atlética nacional, pero Eddie Edwards ha nacido con el pan de la tenacidad bajo el brazo y no dejará su sueño por nada del mundo, incluso si eso significa recalibrar sus fuerzas pasando de los Juegos Olímpicos regulares a los de Invierno.
Habrá más de un obstáculo a superar por Eddie, pero impulsado por el apoyo de su siempre presente madre y un espíritu luchador sin rival, Eddie irá sorteando cada uno de sus problemas con mucha actitud y optimismo. Y bajo la estupenda interpretación de un Egerton muy inspirado, que pasa ya de joven promesa a jugador en las ligas mayores, el resultado es aún más disfrutable de lo esperado. Él fagocita a la figura real de Edwards y la convierte en un gran personaje, con sus propios mañierismos notables y su energía imparable, que se ve muy bien acompañado por el potable secundario que firma Hugh Jackman como un ex-olímpico cuya carrera se vio truncada luego de un conflicto personal con su entrenador en aquel entonces, con un atractivo cameo de parte del enorme Christopher Walken. Egerton y Jackman hacen una adorable pareja en pantalla, donde forjan una amistad que a base de sinceridad y apoyo mutuo llegan más lejos de lo que ambos hubiesen imaginado en un comienzo.
Con un dinamismo absoluto en sus escenas, un ritmo pasmoso en sus pasajes más peligrosos y una excelente banda sonora rebosante en sintetizadores, que recuerda mucho a la música de los '80, la historia real de Eddie the Eagle finaliza muy alto, como el título en castellano lo propone. Con una mención al pasar de otra historia real retratada en la película Jamaica Bajo Cero -en donde se cuenta la proeza del primer equipo jamaiquino de trineo en participar en los Juegos de Invierno- el paralelismo de las películas es inevitable, donde dejan una fantástica moraleja fundida en la mente del espectador. No será perfecta, pero esa sensación en el pecho al terminar la película vale mucho más que todas las partes que la componen.