Persevera y triunfarás.
Si sos amante del esquí y sueñas con ser el número uno pero jamás fuiste constante en esta disciplina, ¡no te rindas! Todo es posible en este largometraje. Es tu oportunidad para ver triunfar en la pantalla grande aquel sueño, aunque -por supuesto- no siempre contarás con la suerte de tener de aliado al mejor entrenador, como plantea el film, ese que te dará el ánimo suficiente para encarar aquella pasión que te quita el sueño.
Como toda película coprotagonizada por el actor australiano Hugh Jackman, el guión es un simpático mix entre comedia y drama. En esta oportunidad interpreta a Peary (único personaje ficticio del film), un ex jugador del equipo olímpico de los Estados Unidos, expulsado por su falta de disciplina pero dueño del talento psicofísico para entrenar a su discípulo: Eddie (un amante frustrado del esquí). Si bien los años pasan para todos, el estado físico de Jackman no da cuenta de ello. A sus 47 años aparenta diez menos y su obsesión por el gimnasio y la perseverancia en la actuación lo llevaron a la fama con su personaje de Wolverine en la saga X-Men, y exceptuando casos raros como su trabajo en Los Miserables y El Gran Truco, se lo asocia más a los primeros papeles. Razón por la cual hoy es el preferido de muchos directores a la hora de filmar estas historias, como por ejemplo Dexter Fletcher en la presente Volando Alto o Shawn Levy en Gigantes de Acero (Real Steel, 2011), película con la que tiene muchas semejanzas.
Para los amantes del deporte y el estilo de vida sana, esta es una buena excusa para ver paisajes idóneos y pistas de esquí ya que la película se rodó en los Alpes. Tiene planos muy bien filmados que logran contagiar adrenalina al espectador y hasta generan ganas de ponerse el traje y lanzarse de las plataformas de 70 y 90 metros de altura. El guión no va más allá del trailer: la trama es previsible como la de Gigantes de Acero, con un tinte de pasión al deporte símil Juego de Honor (Coach Carter, 2005) y una pizca de drama, en sintonía con En Busca de un Sueño (Dreamer, 2005), con Dakota Fanning. El protagonista, Taron Egerton, luego de su debut protagónico en la piel del agente Gary “Eggsy” Unwin en Kingsman: El Servicio Secreto (Kingsman: The Secret Service, 2014), no se conmueve con los caballos, como Dakota, sino con la historia real que inspiró al director: la vida de un saltador de esquí británico, Michael Edwards, apodado “The Eagle” (El Águila) por su lucha contra su entorno, en esencia sus padres, sus colegas y los directivos que marcan el pulso y definen quién entra y quién no en la competencia mundial de los Juegos Olímpicos de Calgary, en 1988.
Aquí se narra a la perfección su conflicto personal en torno a las secuelas que le dejó el accidente que tuvo en la rodilla a los 6 años, edad promedio para lanzarse a las pistas, y que le impidió practicar el deporte de niño. Motivo por el cual su padre pone resistencia constante en pos de proteger su salud mientras la madre lo alienta a cumplir su sueño, pese a sus nulas cualidades atléticas. ¿Qué pasa con ello? Persevera y triunfarás. Al final del film lo sabrás, pero no te esperes un final al estilo Rocky Balboa de Sylvester Stallone. Aquí definitivamente el plus lo marca la música, que acompaña a la perfección las escenas. El tema taquillero Jump de Van Halen lo dice todo: fue inteligentemente seleccionado para el momento en que Eddie se gana el cariño de sus fans haciendo morisquetas al ritmo de las guitarras.