Con humor, y por amor al deporte
La "biopic" del atleta olímpico Eddie Edwards busca dejar buenos mensajes entre pasos de comedia.
“Desde que recuerdo, ha sido mi ambición ser atleta olímpico", relata Eddie sobre su propia historia.
"Tienes razón: jamás iré a los Juegos Olímpicos. Iré a los Juegos Olímpicos de Invierno", le responde a un padre que se opone a sus aspiraciones de deportista.
Las frases surgen en el filme inspirado en la vida del británico Eddie "El águila" Edwards, célebre por ser el primer británico que representó a su país en la disciplina Salto de Esquí, en Calgary, 1988. y por haber ostentado récords nacionales y mundiales.
La historia es narrada desde el enfoque del protagonista encarnado por Taron Egerton, y repasa la infancia de Eddie, impedido de practicar deportes según prescripción médica; la falta de aliento social y la oposición del mismísimo comité olímpico de su país, hasta su caída en manos del entrenador menos adecuado y con quien llegó a niveles inesperados: Bronson Speary (Hugh Jackman), campeón en 1968, a quien expulsaron del equipo olímpico por su "falta de respeto hacia el deporte".
Entre pasos de comedia, escenas fabulosamente fotografiadas en las pistas y un marco estético que remite a la época retratada, el cuento rescata la imagen del héroe antes rechazado.
Curiosamente, la atención que recibió en los Juegos de Calgary resultó tan embarazosa para los organizadores que al cabo de ellos, endurecieron los requerimientos de ingreso, al punto de hacer casi imposible que alguien pudiera seguir el ejemplo de Edwards.