Voley

Crítica de Matías Lértora - Cines Argentinos

Voley es una película netamente de género y eso ya es algo bueno. Es un film que me hubiese encantado ver en mi adolescencia y que no era posible porque en Argentina no cabía la posibilidad para este tipo de propuestas. Si quería algo similar tenía que apuntar hacia Hollywood y ver películas tales como Dazed and Confused (1993) o American Pie (1999).
Otro punto para destacar acerca de Voley es que posee una identidad y estilo bien marcado, que es el de Martín Piroyansky, de quien ya se puede ver una clara línea creativa y de trabajo contraponiendo este estreno con su corto No me ama (2009) y su ópera prima Abril en Nueva York (2012).
Su sentido del humor moderno, poco solemne y hasta irreverente hace que sus personajes se sientan bien naturales y auténticos para los espectadores argentinos jóvenes.
Algunos podrán definir esta cinta como “the Piroyansky show” dado a que no solo escribe y dirige sino que también protagoniza. Y está muy bien que así sea porque está claro que es él el que verdaderamente entiende ese universo, los personajes y como se interrelacionan.
Nadie podría haber interpretado a Nico (su personaje) de esa manera.
Las personalidades bien marcadas de cada uno de los protagonistas representan los amigos y/o conocidos que un veinteañero se puede cruzar en su vida: la obsesiva, el bueno, la intelectual, la ingenua y el mujeriego.
El elenco trabaja en sintonía y cumple a la perfección desde los geniales Chino Darín, Violeta Urtizberea e Inés Efrón hasta los grandes hallazgos que fueron Justina Bustos y Vera Spinetta para esos roles.
“Sexo, drogas y más sexo”, tal como la voz en off de su realizador y protagonista profesa en el trailer es con lo que el espectador se encontrará, pero si intenta mirar un poco más descubrirá un testimonio de una generación en un momento de sus vidas en donde poco importa o todo importa demasiado.
Por esto mismo seguro que muchos la odiarán bajo el discurso “son casi dos horas de pibes drogándose y teniendo sexo”. Pero ese es un discurso fácil y pobre.
Voley es entretenimiento puro y descontracturado que al mismo tiempo posee una visión, en este caso una muy particular y marcada: la de Martín Piroyansky, un nombre que hace rato que suena pero que cada vez sonará más fuerte y está película es un escalón importante en esa carrera y por eso no hay que perdérsela.