Todo lo que necesitas es amor
Esta película -ganadora de tres premios en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes 2008- es un auténtico crowd pleaser (con todo el encanto y la demagogia que esa caracterización conlleva).
Entre el cuento de hadas proletario, la comedia romántica y la reivindicación de esos personajes de clase trabajadora sumidos en la desesperación (hay algo del cine de Mike Leigh y Ken Loach), esta opera prima del belga Christophe Van Rompaey -sin llegar a una edulcoración complaciente- resulta algo así como el reverso, la antítesis del cine de sus compatriotas más célebres, los hermanos Dardenne.
El film arranca cuando Matty (convincente trabajo de Barbara Sarafian), 43 años, madre de tres hijos (uno de ellos, una adolescente lesbiana) y abandonada desde hace cinco meses por su marido, que se fue con una chica bastante más joven, choca en el estacionamiento de un supermercado con Johnny (Jurgen Delnaet), un camionero de 29, también divorciado. Luego de una dura pelea, llegará la progresiva reconciliación y, más tarde, el inevitable romance.
De hecho, Matty -empleada del correo, endurecida por la angustia, la bronca y el resentimiento- tardará en comprometerse, pero logrará no sólo la atención de Matty sino incluso el regreso de su ex.
Volver a amar cae en cierto patetismo pueblerino (la larga escena del karaoke) y en algunas confesiones íntimas demasiado obvias, pero combina con bastante acierto los enredos amorosos y humorísticos con una sensible mirada humanista.