Sergio Criscolo –realizador, guionista y productor bonaerense- narra una auténtica gesta popular que nos habla acerca del amor a los colores de un club que nos identifica, como lazo afectivo singular. “Volver a Boedo” retrata de forma cronológica la incansable lucha -desde los primeros estadios y recolección de firmas hasta la hazaña conseguida- para recuperar de regreso al antiguo barrio homónimo, sede del histórico estadio de San Lorenzo de Almagro.
El mítico Viejo Gasómetro (situado sobre Avenida La Plata entre Inclán y Las Casas) es uno de los estadios de fútbol más imponentes y con mayor peso de la historia. Expropiado por Carrefour durante la última dictadura militar argentina (circa 1979), la mencionada empresa derribó el estadio para construir en su predio un hipermercado perteneciente a la reconocida cadena. Treinta años después de aquel episodio, este documental testimonia la lucha de un grupo de socios para lograr la justa repatriación del club a unas tierras injustamente arrebatadas.
Si aquel embargo resultó el símbolo capitalista de un sistema que ultraja, el Viejo Gasómetro es el epítome de una marca cultural que lleva consigo la tradición porteña. Lo pintoresco del barrio de Boedo lleva consigo esa identidad que el avasallamiento no logró empañar. Es por ello, que el documental remarca un hecho que jamás debió haber pasado, rescatando los valores humanos de un grupo de personas comprometidas con una causa en común.
La galería de personajes entrevistados (que incluye a una leyenda del club como José Sanffilipo, máximo goleador azulgrana) representa indudable ligazón emocional con el club, pero está claro que la pasión excede lo insinuado del futbol y su pasión de multitudes para convertirse en un ancla emocional que alcanza dimensiones aún mayores. Más allá del club de los amores que cada uno profese, es lógico que el espectador ‘visitante’ que no milite en estos colores no podrá identificarse de igual forma. No obstante, estamos hablando de pertenecer, en cualquier orden de la vida, y de obrar en consecuencia, con esa honestidad ética.
Aún concibiendo un documental de un estándar limitado para el formato cinematográfico, la lucha inclaudicable de hinchas y vecinos para traer de regreso a San Lorenzo a su barrio natal resulta una tarea digna de retratar. En donde la restitución de la institución a sus raíces habla, en definitiva, de la identidad, de la pertenencia y de cierto sentimiento imposible de racionalizar. La tradición de un club histórico y todo aquello que identifica en lo individual a los colores, es entendido como un mandato de acervo moral. Solo se trata de hacer de la pasión una forma de vida.