“Volver a Boedo”, de Sergio Criscolo, detalla la larga lucha de los fanáticos de San Lorenzo para reconquistar el predio de sus amores, una historia llena de anécdotas y banderazos que aún no ha terminado. Hinchas, vecinos y viejos jugadores, todos llevan la camiseta en el alma, empezando por el propio director, que en 1975 fue la mascota del equipo en una gira por Ecuador.
Apasionado montaje de emociones en el tercero, estos documentales reafirman, aún sin mencionarlo, el valor que los argentinos le damos a la amistad y al sentido de pertenencia. Sobre esto, se advierte, no hay mito ni leyenda.