Un tibio regreso
Presentada como una comedia dramática, la segunda película del belga Bavo Defurne cuenta con el protagonismo excluyente de Isabelle Huppert como una cantante caída en desgracia que se enamora de un joven boxeador con quien planea su gran regreso.
La secuencia inicial de Volver a empezar (Souvenir, 2016), que está entre lo mejor de la película, muestra lo que parece una copa de champagne, asociada al éxito y la fama, que con el correr de los segundos deviene en un antiácido. Solo con este acertado indicio, el director nos da una pincelada de Lilianne, una cantante que quedó en el olvido luego de perder en el famoso Concurso de la Canción Europea Eurovisión.
Treinta años más tarde trabaja como mano de obra en una fábrica de paté donde conoce a Jean, un joven que aspira a ganar el título de boxeo provincial. Como el más que elocuente y obvio título elegido en español, además de iniciar una relación amorosa, surge la posibilidad de volver a los escenarios.
Luego de debutar en la dirección de largos con North Sea Texas (Sur le chemin des dunes, 2011), Defurne se inclina por una historia que no tiene nada de original y cuyo único acierto es el protagónico de Huppert, que interpreta con sobriedad a una mujer de otro tiempo cuya fama fue momentánea. Las dos canciones compuestas por el grupo Pink Martini que interpreta, una de ellas es el título original del film (Souvenir), junto a sus movimientos en el escenario, la configuran como una artista anclada en la nostalgia. Esto es lo que Huppert transmite de una forma impecable.
Pero es indudable que la interpretación de la protagonista no es suficiente para una película que carece de momentos reflexivos y de humor. Los personajes secundarios están nada o poco explotados con la falsa esperanza de que con Huppert alcanza y sobra.
Un claro ejemplo de un film dramático sobre un personaje que prepara su gran regreso es El Luchador (The Wrestler, 2008) de Darren Aronofsky. En el film protagonizado por Mickey Rourke, el director llevó adelante una narración con un protagónico excluyente pero con secundarios igual de importantes en la trama, como la moza interpretada por Marisa Tomei y la hija del luchador encarnada por Evan Rachel Wood.
En Volver a empezar el secundario de Kévin Azaïs no está lo suficientemente desarrollado como para crear una figura de contrapeso y complementaria. El conflicto interno de su personaje está apenas reflejado y las motivaciones quedan relegadas a un segundo plano.
No obstante, no puede considerarse que la segunda película de Bavo Defurne sea mala y, sin lugar a dudas, estaremos atentos a un director con ideas más que interesante.