Del mar nos vieron llegar
Lejos de la actividad de Ricardo Preve, entre muchas cosas fotógrafo de tiburones, es el mar el protagonista indiscutible de esta historia. Tal vez otra pasión del documentalista, quien tuvo su aventura de náufrago cuando joven pero que además conoce desde las profundidades cuando lo bucea. Igualmente, un naufragio de la Segunda Guerra Mundial que involucró a submarinistas italianos llegó a oídos de Preve cuando partía de Sudán tras haber terminado su trabajo para National Geographic y allí la resonancia del nombre Carlo Acéfalo, un muchacho que de los 44 tripulantes del submarino italiano “Macalle” encalló en el Mar Rojo pero Acéfalo murió en ese suelo extraño para que su gesta de guerra simplemente se convirtiera a lo largo del tiempo en una leyenda que sólo reconocía su madre y vecinos de su pueblo bajo la poca esperanza de que sus restos regresaran a su tierra.
Algo de reparación, algo de misterio que conmueve, llevó a Ricardo Preve a mover cielo y tierra para llevar a cabo la titánica odisea de encontrar los restos de Carlo Acéfalo 78 años después de su fallecimiento, contar con la presencia de un equipo reducido de filmación y de un antropólogo forense para instalarse y verificar si esos huesos podían o no pertenecer al submarinista italiano. El resultado es emocionante y desde la empresa de surcar mares, sortear las tempestades burocráticas y transmitir esa convicción de estar en el camino correcto se concentran en Volviendo a casa, documental y ficción que desde la concepción puramente cinematográfica genera un plus ante la idea de registrar los pormenores de una tarea que llevó 5 años e implicó enormes obstáculos para conseguir apoyo, financiación y entusiasmo de terceros.
Seguramente por el respeto a la historia y a la calidad del trabajo, Ricardo Preve apeló a la construcción a escala de un submarino, recreó los momentos cruciales dentro de la cabina con hondo dramatismo y sin ninguna cuota de sobreactuación. Además, la introducción de testimonios y charlas sumamente enriquecedoras aportan un valor agregado a un trabajo muy esmerado y riguroso. Haber conseguido material de archivo y cartas de aquellos italianos que le ganaron la pulseada al enemigo antes de ser rescatados ubica al espectador en el lugar de los hechos y de cierta manera ese olor o perfume del pasado llega no sólo desde el mar o la arena bajo el calcinante sol desértico.
Volviendo a casa suma un reconocimiento a las víctimas del Ara San Juan, de hecho está dedicado a otra persona que tampoco podrá ver el resultado de una búsqueda si es que la verdad no naufraga en las arenas del tiempo.