El amor después del amor
Los hechos reales que inspiraron Votos de amor (The vow, 2012) tienen claramente una fuerte dosis de melodrama. ¿Qué tópico más novelero que hacer que uno de los protagonistas pierda la memoria? Este film se aferra de los datos no ficticios para construir una ficción melodramática ciento por ciento, aprovechando la impronta de la historia verídica. La combinación perfecta de romance y sufrimiento le otorga a este film un encanto particular.
La primera escena de la película nos presenta Leo (Channing Tatum) y Page (Rachel McAdams), una pareja feliz, en la plenitud de su vínculo amoroso. Pero el comienzo del film es también el final de esa felicidad: un accidente automovilístico cambia sus vidas para siempre. Page pierde la memoria de los últimos años vividos junto a su esposo y ni siquiera lo puede reconocer. Leo intentará desesperadamente recuperar el amor de su mujer a pesar del estado de ella. Al mismo tiempo, Page se reencuentra con su familia, de quien se había separado años atrás. Pero este regreso al pasado le significará a Leo otro obstáculo más para acercarse a su esposa.
A lo largo del film, la voz en off de Leo es la que marca el principal rumbo que el director desea adjudicarle a la historia. Según las palabras del protagonista, los impactos son los que otorgan el verdadero sentido a la vida de la personas. Con esta mirada, el film también determina un subtema: la identidad. El impacto no se produce solamente a nivel amoroso sino que también modificará y hará a Page replantearse su profesión, sus vínculos y su estilo de vida. Algo así como una segunda oportunidad, siguiendo un poco el planteo del film. Un planteo poco novedoso y ya usado pero que sigue dando buenos resultados.
Dicho esto resulta casi obvio entender que la película utiliza todo el tiempo los clichés románticos y los tópicos del melodrama más conocidos. Pero siguiendo dichos pasos el film se sostiene y se consolida. Básicamente, consigue lo que quiere. A saber: la construcción de la pareja feliz, perfecta y linda al comienzo del film consigue que el golpe sea más difícil de asimilar; para los protagonistas, claro está, pero sobre todo para el espectador. Porque en definitiva, lo que verdaderamente importa no es si Leo recupera el amor de Page, sino que el espectador esté todo el film deseando dicho reencuentro, llorando en cada desencuentro y suspirando en cada escena romántica. Nada más ni nada menos.