Una masacre escolar en 1999, el mismo año de la fatídica y recordada tragedia de Columbine, traza los primeros brutales momentos de Vox Lux. Alto, eso no es cierto. Antes tenemos un pretencioso prólogo con voz en off cortesía de Willem Dafoe, que nos cuenta los orígenes de las hermanas en el epicentro de la historia. El génesis de ellas, en particular de la joven Celeste (Raffey Cassidy), da lugar a la matanza estudiantil que pone en marcha el ascenso de una estrella pop desde un lugar oscurísimo de lo que hoy en día es algo morbosamente cotidiano en las noticias. Un acto terrorista dio paso a una carrera en la música, hecho que volverá a hacerse presente en la tumultuosa carrera de Celeste cuando presente su nuevo material, en medio de una ola mediática y tras conocerse un nuevo ataque terrorista que usa su imagen e iconografía para perpetuar su caos. Es una intersección interesante la que marca el actor devenido en laureado director Brady Corbet, pero cuyas intenciones se quedan al borde de la nada tras una cuestionable cinta que tiene problemas en proyectar su tesis al espectador.