Brady Corbet tiene un frondoso curriculum como actor, con muchas experiencias a las órdenes de directores consagrados en el circuito festivalero, como Michael Haneke (Funny Games), Lars von Trier (Melancholia), Ruben Östlund (Force Majeure) u Olivier Assayas (El otro lado del éxito). Por su primer largometraje, La infancia de un líder, ganó en 2015 el premio a mejor opera prima y mejor director de la sección Horizontes del Festival de Venecia, reconocimientos que lo instalaron como una promesa del cine de autor.
Pero en Vox Lux --de cuyo guion también es responsable- peca por pretencioso. La película muestra dos etapas en la vida de una estrella pop: su gestación como cantante y ascenso hacia el firmamento del mundillo musical y, una vez consagrada, el antes y el durante de un concierto de regreso a los primeros planos.
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Crítica de “Vox Lux”: Nace una estrella
Natalie Portman encarna a una cantante pop conflictuada, con Jude Law como su manager.
Natalie Portman es una cantante pop ante circunstancias... especiales.
23/04/2019 - 9:32 Clarín.com Espectáculos Cine
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Brady Corbet tiene un frondoso curriculum como actor, con muchas experiencias a las órdenes de directores consagrados en el circuito festivalero, como Michael Haneke (Funny Games), Lars von Trier (Melancholia), Ruben Östlund (Force Majeure) u Olivier Assayas (El otro lado del éxito). Por su primer largometraje, La infancia de un líder, ganó en 2015 el premio a mejor opera prima y mejor director de la sección Horizontes del Festival de Venecia, reconocimientos que lo instalaron como una promesa del cine de autor.
Pero en Vox Lux --de cuyo guion también es responsable- peca por pretencioso. La película muestra dos etapas en la vida de una estrella pop: su gestación como cantante y ascenso hacia el firmamento del mundillo musical y, una vez consagrada, el antes y el durante de un concierto de regreso a los primeros planos.
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Su intento por establecer una relación entre la música pop y el capitalismo, el terrorismo y el devenir económico-social de la sociedad estadounidense en las últimas dos décadas es demasiado ambicioso y no termina de cuajar. Y la irónica distancia con la que trata a su criatura, Celeste -interpretada por Raffey Cassidy de adolescente y por Natalie Portman de adulta-, se vuelve un búmeran que no refuerza sus ideas sino que perjudica a la película.
Ese desapego lo da, sobre todo, un recurso narrativo de falso documental: la voz en off de Willem Dafoe que, durante la primera parte, enuncia con sorna disfrazada bajo el tono neutro de un narrador de programa de canal Encuentro algunos de los lugares comunes de las historias de ascenso meteórico. Pero lo único que diferencia a Celeste de una Britney Spears es su surgimiento a partir de una tragedia: se hace famosa luego de sobrevivir a una matanza en una escuela de música.
En ese punto Corbet logra mostrar cómo en el capitalismo cualquier cosa, incluso una tragedia, puede transformarse en mercancía. También acierta en el retrato de la estrella pop caprichosa, tan intoxicada por su ego como por el alcohol y las drogas, legales o no: no por cliché, deja de ser una pintura verdadera. Pero la frialdad del conjunto hace que el tedio gane en un relato donde todo el tiempo parecen estar a punto de decirnos algo importante, y esa trascendencia jamás llega.