Aventuras y encuentro
Dos hermanos franceses, Antoine (Nicolas Duvauchelle) y Marcus (Philippe Rebot), llegan a la Argentina para asistir al casamiento de un primo en la provincia de Mendoza. Antoine está deprimido por su reciente separación, y Marcus, el mayor, decide tratar de entretenerlo para que disfrute del viaje de la mejor manera posible. Sin embargo, aunque la depresión de Antoine sea la más evidente, para su hermano y para todos los que lo ven, Marcus, en silencio, también carga con problemas.
Esta comedia agridulce es el primer largometraje del francés Edouard Deluc, y básicamente describe las desventuras de estos hermanos y los acompañantes que se les van uniendo en el camino, hasta que llegan a la fiesta.
Con un ritmo muy bien manejado, el guión va alternando las secuencias más cómicas, sostenidas sobre todo por el personaje de Gonzalo (Gustavo Kamenetsky), el conserje del hotel porteño que decide unirse a la travesía, con las más dramáticas, que tienen que ver con las vidas personales y la relación entre los hermanos. Son casi inevitables las situaciones humorísticas que tienen que ver con la incomprensión lingüística (Marcus es el único que habla algo de castellano), algo que siempre funciona en las películas de extranjeros en tierras nuevas.
Realizada de forma muy simple, sin arriesgarse en el aspecto estético, Deluc se limita a tomar como marco los paisajes de Mendoza y San Juan para narrar el encuentro profundo de Antoine y Marcus a través del recorrido por este país para ellos extraño, con las diferencias con respecto a lo conocido que eso implica.
En el trayecto, además de los momentos divertidos, aflorarán las angustias, los miedos, el dolor que cargan desde hace tiempo, consolidando, incluso con la competencia por una mujer de por medio, la relación fraternal.
Un filme por momentos intimista, con mucho de road-movie, que resulta cálido y simpático a la vez.