Wakolda

Crítica de Amadeo Lukas - Revista Veintitrés

Realista y rigurosa, y a la vez metafórica y simbólica, Wakolda ofrece el que seguramente sea el mejor trabajo de la realizadora Lucía Puenzo, que se vuelve a mostrar inquieta y distanciada de su producción anterior. Si hay un elemento que resulta característico en su filmografía es el hecho de buscar distintos escenarios, temáticas, tipologías humanas y hasta nacionalidades en sus películas. Tanto en XXY como en El niño pez y en este nuevo trabajo suyo, se da también la circunstancia que los contextos urbanos no forman parte de su mirada, y en este caso sobresale la presencia del ámbito nevado del sur, paisajes que a veces se ven imponentes y en otras helados, inhóspitos y amenazantes.

Ubicado en el año 1960, el film aborda el vínculo incómodo y sinuoso entre un médico alemán y una familia argentina en esa zona del país, región elegida no caprichosamente –en algún momento dicho personaje germánico afirma que “el paisaje lo hace sentir como en casa”- , al considerarlo un espacio familiar y protegido. Pero el tal Helmut Gregor esconde una identidad tenebrosa, la de uno de los peores criminales y torturadores de la historia. La hija de Luis Puenzo se interna a fondo en esa trama que combina reales trazos históricos con itinerarios y hechos imaginados que se relacionan con el denominado el Ángel de la Muerte Mengele, que fundamentalmente tratará de conquistar y experimentar con la niña mayor de la familia, limitada por aparentes dificultades de crecimiento.

La historia avanza con pasos seguros y criteriosos, integrando diversos personajes y elementos alegóricos -como las muñecas que empiezan a fabricarse en serie-, que irán sumando tensión e inquietud a lo largo del metraje. Atrayente visualmente, Wakolda cuenta con una excelente recreación de época, mientras que el elenco, que se expresa tanto en español como alemán, se muestra consistente y verosímil. Natalia Oreiro sigue confirmando su ascendente carrera como actriz cinematográfica, bien acompañada por Diego Peretti, Elena Roger, Guillermo Pfening y, el notable Alex Brendemühl, que logra un villano lleno de matices.