Lucía Puenzo construye, basada en su propia novela, un film de clima amenazante, fascinación del mal, tensión muy lograda – aunque por momentos las lineas argumentales se entremezclan demasiado- y una impecable realización. La presencia de Joseph Menguele en el sur, apañado por un grupo de la comunidad alemana, la relación de tono siniestro con un matrimonio, especialmente con la mujer y su hija con la que pone en práctica sus experimentos de crecimiento, una cazadora de nazis. Todo contribuye a un relato posible: convivir, sin sospechar, con un criminal monstruoso.