En un año excelente para los cines argentinos, tanto en el aspecto comercial como en la producción nacional de contenidos, faltaba la frutilla del postre que se erigiera como la mejor película argentina del año. Ese es el lugar que viene a ocupar “Wakolda” de Lucia Puenzo, sin dudas.
Basada en una historia real, encastrada históricamente de forma muy precisa, dirigida de forma magistral y actuada de forma convincente, el más reciente trabajo de Puenzo viene a imponerse como uno de los films de suspenso más interesantes que supo ofrecer en los últimos años el cine local.
Sobre su argumento se puede hablar muy poco debido a que gran parte de la magia del film descansa en el misterio que siembra un personaje en particular (interpretado de forma impecable por Alex Brendemül), como así también en la tensa, dinámica y, por momentos, pervertida relación que establece con Lilith, interpretada por la joven, talentosa y debutante Florencia Bado.
“Wakolda” se sostiene desde el minuto cero gracias a la complejidad y el fino trabajo que realizó Puenzo detrás de las cámaras y en el guión para unir a estos dos personajes de forma tal que el espectador no pueda sacar los ojos de la pantalla.
La madurez de la realizadora le permitió en este caso jugar todo el tiempo con una relación entre ambos personajes que ofrece un hilo muy fino que roza lo perverso, lo amoroso, lo familiar y controvertido, sin dejar en ningún momento de ser seria, eficaz y necesaria para narrar la historia.
Por si fuera poco todo el grupo de actores que completan el reparto de esta producción cumple con creces sus objetivos, dejando muy en claro que casi no existen personajes irrelevantes en el relato.
Natalia Oreiro (quien sorprende hablando alemán con total naturalidad), Diego Peretti, Elena Roger y Guillermo Pfening son pilares donde “Wakolda” también suele apoyarse cómodamente en el trascurso del relato sin perder su ritmo ni su intensidad que la caracteriza desde el inicio.
Dichas características, obviamente, son intrínsecas al perfecto trabajo que realiza Lucia Puenzo detrás de las cámaras, donde no solo vuelve a demostrar su excelente pulso para trabajar con actores en roles difíciles, sino que también ofrece un repertorio de calidez técnica de factura imperdible.
La fotografía de “Wakolda” es imponente, los escenarios y el montaje son impresionantes y la música digna de un gran thriller son algunas de las riendas que Puenzo utiliza para mover esta impresionante producción que no deja de ser polémica.
Y ese es otro acierto que presenta esta película: Su historia se centra en una etapa de la historia argentina bastante turbia y socialmente olvidada por la mayoría.
La relación de nuestro país con Alemania antes, durante y posterior a la segunda guerra mundial tuvo como resultado una importante convergencia cultural debido a la cantidad de exiliados, como así también de personajes nefastos del nazismo, que se insertaron sin problemas en nuestra sociedad bajo el amparo de ciertos representantes políticos locales y con el consentimiento de ciudadanos comunes y corrientes.
Sin ir más lejos, toda esta situación provocó que varios organismos de investigación de diferentes países del mundo vieran con ojos sospechosos a la Argentina, convirtiéndonos en un tablero de ajedrez donde se jugaron movimientos muy importantes con relación a la búsqueda de los responsables de uno de los mayores genocidios de la historia contemporánea.
Hacía mucho tiempo que el cine argentino no se encargaba de reflejar esta situación histórica, quizás debido a la precisión histórica que demanda dicho desafío, como así también por cierto temor a contar un secreto a voces que innecesariamente con el paso de los años varios gobiernos intentaron tapar.
Por eso mismo, otro de los grandes méritos de Lucia Puenzo es ponerle la firma a un guión más que interesante y dinámico, basado en el libro homónimo que la realizadora escribió hace un par de años con ayuda de un reconocido historiador.
En definitiva, “Wakolda” es la mejor película argentina de lo que va del año, gracias a su excelente reparto, su imponente apartado técnico y la impecable dirección de Puenzo al servicio de una historia que logra atrapar al espectador debido a su precisión histórica y a la ambigüedad, seriedad y subjetivismo con el que toca temas muy complicados y difíciles.
Puenzo sale triunfando de este enorme desafío y “Wakolda” sin dudas se perfila como una de las favoritas para representar a nuestro país en algunos de los certámenes internacionales más importantes que quedan de aquí hasta el final del año.
La visión de este film es casi una obligación. Una muestra enorme y clara de la calidad a la que puede aspirar el cine local en estos tiempos de cambios favorables para la industria.