El nazismo, guste o no a quiénes buscan mirar hacia otro lado cuando se menciona cierto capítulo del pasado argentino, tiene parte de su historia (el epílogo o anteúltimo acto, quizás) en la Argentina, cuando decenas de jerarcas, soldados y ministros varios huyeron hacia la Patagonia en busca de una nueva identidad y vida oculta. La huella que dejaron allí fue sutil, buscando pasar desapercibida, pero algunos, como Adolf Eichmann, fueron descubiertos y, secuestro del Mossad de por medio, llevados a la justicia. No es el caso de Josef Mengele.
La historia de Mengele agrega a la tragedia y aberración científica un capítulo indignante adicional, que es el de la incertidumbre: tras un breve paso por el sur de nuestro País, se sabe que huyó hacia Brasil, donde la versión oficial indica que años después murió ahogado. Nunca se supo (y jamás se sabrá, posiblemente) cuánta hay de cierto en esta afirmación.
De esta incertidumbre parte Lucía Puenzo, con una historia por demás superior a las que venía realizando: no sólo es mejor que sus dos anteriores películas, XXY y El Niño Pez, sino que es, con mérito propio, una buena película, por más que peque de algunos problemas de ritmo.
La narrativa se focaliza a través de los ojos de Lilith (Florencia Bado) una niña con un problema de crecimiento que sus padres no ignoran pero asumen no tiene solución. Al menos ese parece ser el caso, hasta que un amable inmigrante alemán entra en escena buscando trabar amistad con la familia, aunque escondiendo algún que otro secreto siniestro. El resto de la trama, si bien es predecible, mantiene el suspenso y el desgarro de la deshumanización médica cuando elige jugar con el cuerpo humano.
Wakolda no será recordada como una pieza fundamental de ese casi subgénero cinematográfico que es el del nazimo y sus consecuencias, ni mucho menos pasará a la historia como un clásico del cine nacional de esta década, sin embargo es un más que digno exponente del cine de industria que parece estar resurgiendo, y como tal merece ser vista en la pantalla grande.