Si bien el tiempo histórico de la película corresponde al gobierno de Frondizi, la relación entre los nazis de Bariloche y la dictadura argentina es de público conocimiento. La fotógrafa (y espía) que interpreta Elena Roger tiene un expediente con la foto de Priebke. Quienes hayan visto Pacto de silencio, el extraordinario documental de Carlos Echeverría sobre el caso Priebke, reconocerán de inmediato los puntos en común: en Bariloche los nazis la pasaban bastante bien. Narrativamente clásica, la película de Puenzo cuenta la historia de una familia que regresa a Bariloche, entre otras cosas a poner en marcha un hotel. La hija más chica de 12 años no ha crecido lo suficiente y en la escuela es motivo de burlas. La mitología de la superioridad aria tiene aquí su expresión “inocente”, pero del complejo que vive la niña Mengele probará de todo: un tratamiento de crecimiento con ella, un experimento con los mellizos que lleva su madre en el vientre, y algunas otras pruebas en una clínica improvisada en una casa cercana. Wakolda, basada en la novela homónima de la directora, es una película correcta y ambiciosa con varias lecturas posibles. Justamente su problema no es diferente, en términos conceptuales, a los que tiene que resolver en su delirio el científico del Füher. La obsesión por la perfección se duplica en la puesta en escena: el diseño de arte es admirable, la reconstrucción del tiempo histórico notable y todos los intérpretes hacen un trabajo convincente. Y aún así la perfección impuesta por una propuesta que apunta bien arriba y por todo funciona como un teorema irrespirable. Es aire lo que no tiene Wakolda, pues las películas necesitan imperfección y azar. En ese sentido el cuaderno de notas obsesivos de Mengele repite una obsesión que cierra el film a todo espacio de inestabilidad y ambigüedad. De allí se predica, un problema mayor: la falta de contexto. ¿Por qué los nazis están allí? ¿Por qué están cómodos en ese paraje y no en otro? El gran fuera de campo es lo otro de lo nazi, los barilochenses, y en ese sentido, el personaje de Diego Pereti no puede hablar en el nombre de los otros.