Gordon Gekko, rol que le valió a Michael Douglas un Oscar en 1987, es considerado uno de los mejores villanos del cine y uno de los personajes cinematográficos más importantes de la década del ´80.
Este regreso con Wall Street 2 brinda una continuación entretenida y muy bien realizada, pero que apenas tiene el impacto y la fuerza del film original.
La primera entrega es un clásico. Esta segunda parte ni cerca está de lograr la misma repercusión.
Oliver Stone presenta una película dinámica donde vuelve a trabajar con un gran personaje conocido en un contexto diferente, que en definitiva es lo que genera la atracción principal en esta propuesta.
El problema de la secuela es que el film decae en la última parte cuando Stone se propone redimir a Gekko de un modo similar a lo que hizo Francis Ford Coppola con Michael Corleone en El Padrino 3.
El final Disney que le dieron a la historia justamente genera que la secuela quede como un film menor comparado con la trama original de 1987.
Cuando Gekko se ablanda y se pone sentimentalista pierde su encanto porque se ve totalmente forzado. Es un giro hollywoodense que se podía haber evitado.
Especialmente cuando el espectador sabe claramente que el tipo es un soberano garca que no tendría reparos en joder a su familia para saciar sus ambiciones personales.
Un tipo como Gekko no cambia de la noche a la mañana por pasar un par de años en la cárcel o por recibir una buena noticia familiar.
De hecho, los mejores momentos de este film tienen lugar cuando vemos al Gordon Gekko que conocimos en el pasado volver a las andadas nuevamente sin ningún tipo de escrúpulos.
Este gran personaje interpretado por Michael Douglas y el melodrama no van de la mano y ahí reside el punto más débil del film.
Dentro del reparto Shia La Beouf presenta un trabajo convincente como protagonista, pero quien se roba el film en más de una escena, al margen de Douglas, es Josh Brolin.
La fotografía de Rodrigo Prieto (Amores Perros) es uno de los grandes aciertos de Wall Street 2.
Stone la pegó con semejante colaborador y la verdad que la ciudad de Nueva York se luce de manera espectacular.
Pese a no tener el mismo entusiasmo de la primera, el nuevo trabajo de Stone es un film bien hecho que por lo menos logra mantenerte enganchado para ver como se resuelve la historia.