Luego de más de 23 años vuelve Gordon Gekko a la gran pantalla, de la mano de su creador Michael Douglas. Realmente debo decir que tenía mucha desconfianza de este estreno, pero hay que admitir que es una buena y respetable secuela.
En esta ocasión, Oliver Stone, nos mostrará la salida de prisión de un Gekko menos sanguíneo, dispuesto a aprovechar una segunda oportunidad para recuperar a su hija que no quiere verlo ni en figurita por culparlo de una tragedia familiar. Para intentar eliminar los resquemores y odios, la pareja de su hija Jake Moore, intenta acercarlos a cambio de que el recién liberado lo ayude a vengarse de Bretton James.
Planteadas estas dos aristas veremos cómo su verdadero protagonista, Shia LeBeouf, se intenta mover de una manera cautelosa para no despertar las sospechas de Carey Mulligan, ni tampoco desviarse de su objetivo. Más atrás nombro la palabra "verdadero" porque muchos pueden pensar que la mayor cuota en pantalla es ocupada por Michael Douglas y ésto es algo totalmente erróneo, de hecho puedo apostar a que Mulligan ocupa los mismos minutos que él.
Josh Brolin y Micheal Douglas en papeles más secundarios se llevan excelentes momentos del film, dotados por una experiencia y un manejo de los diálogos realmente brillantes.
Sin dudas que las actuaciones -junto con las hermosas tomas de la ciudad de New York- de Shia LeBeouf y Carey Mulligan son lo más destacable de la cinta. Tenía ganas de verlo a Shia en este papel, para ver como se desenvolvía y realmente no me defraudó debido a que lleva adelante un papel con mucha fuerza y principalmente sobrio que se destaca cuando se tiene que destacar. Aunque Shia está muy bien, destaco por encima de todos a la linda de Mulligan, que por momentos se come la película. Esta chica tiene pasta, cuando aparece realmente es imposible no sentirse encandilado y creo sin ningún tipo de duda que va a ser una gran estrella, siempre que continúe por este camino.
Hay dos escenas puntuales que merecen ser destacadas por encima del resto, ambas protagonizadas por quien destaco como lo mejor en la película, además de poseer un tinte dramático importante. La primera es la charla de Gekko con Winnie en las escaleras, con una Carey altamente conmovida que nos demuestra todo el dolor que siente por los interminables conflictos con su padre. Y la segunda es la intensa pelea con Jake donde se la puede ver totalmente desconosolada por los problemas que afronta la pareja. La fuerza que precisan esas escenas para pegar en el público es aportada por la actriz de An Education, acompañada por los sostenes de Douglas y LeBeouf respectivamente.
Hasta ahora destaqué lo mejor de Wall Street - El Dinero Nunca Duerme, pero ahora vienen las cosas negativas que pude encontrar.
Si bien cito arriba que hubo una buena labor de Brolin, me hubiera gustado un poco más de desarrollo en su personaje, ya que considero que tenía mucho más para dar. El actor de W -también dirigida por Stone- nos demuestra sus pocos escrúpulos, pero no llega a convencer del todo debido a que no posee más escenas o momentos para que lo podamos creer aún más.
Lo mismo ocurre con el personaje de Michael Douglas. Gordon Gekko es una leyenda y sólo en algunos pasajes se lo puede ver desenpolvando ese carisma tan característico.
Quizás por darle más fuerza a la historia entre Mulligan y Shia, el director olvidó darle un poco más de marco a una trama que termina siendo por momentos previsible y muy livianita. O sea que esta Wall Street nos presenta tan solo en algunos momentos el mundo de las finanzas que mostró en la primera.
El final de la película es lo que menos me cerró. Las anteriores obvservaciones pueden ser más discutibles, pero los minutos finales creo que quedaron totalmente descolgados y fueron bastante mal insertados, debido a que carecen de total credibilidad. Nadie cambia de un día para el otro y menos un sátrapa del tamaño de Gordon Gekko.
Más allá de los detalles mencionados creo que Wall Street - El DInero Nunca Duerme es una aceptable secuela, y que de haberse pulido algunas cosas hubiera sido un producto mucho más redondo y logrado.