Pesada y superficial
Warcraft llega al cine como consecuencia de la fama de la franquicia de videojuegos a su vez diversificada en muchos otros universos. Es decir, carga con su público cautivo y sus fans, con su historia previa y su iconografía. Pero eso no le quita ni agrega nada a la película en lo que a calidad artística se refiere. Y calidad artística es lo que falta, por más que su director podía crean cierta expectativa entre los espectadores que lo conocen. Hablamos del realizador Duncan Jones, director de Moon y 8 minutos antes de morir.
Humanos y orcos se enfrentan en este film gigantesco, más grandote que grandioso, y a su vez cada bando tiene sus propias internas. Los personajes buenos de ambos bandos buscan la empatía del espectador, cosa que logran por momentos, pero la obviedad en exceso trillada de diálogos y situaciones tiende a desconcentrar. Hace años que los efectos especiales han logrado una perfección que no había hecho olvidar de aquellos excesos de décadas pasadas. Los efectos se habían podido integrar a las tramas. Curiosamente, Warcraft es un retroceso en ese aspecto. Los aciertos con los personajes de los orcos no se hacen extensivos al resto, y los efectos parecen ser un fin en sí mismo, generando cansancio y distanciando la emoción que el film necesita.
Demasiados parecidos con films anteriores que todos hemos visto, una pesada herencia de la línea Avatar y referencias religiosas tan forzadas que causan algo de gracia. Hay películas que tienen un encanto logrado a fuerza de rigor, coherencia y convicción, pero Warcraft parece ir casi todo el tiempo en dirección contraria. Poco rigurosa, incoherente y muy poco convencida del material, la película tarda en arrancar y lo hace sólo para llegar al final, gritando alegremente que habrá secuela.
Las franquicias cinematográficas deberían considerar seriamente ser más humildes y más generosas. Dar lo mejor desde el comienzo, no transmitir la impresión de que se guardan todo para más adelante. Salir al ruedo como si fueran a realizar muchos films y no dar nada en el primero es una apuesta que puede salir mal. Veremos si hay secuelas de Warcraft, por ahora hay una película sin personalidad, sin identidad, grande y aburrida, con un elenco que tampoco está convencido de lo que hace, desde el primero hasta el último.