Se estrena hoy la tercera película de Valeska Grisebach (Bremen, Alemania, 1968), coproducción entre Alemania, Bulgaria y Austria, que ganara el premio de la sección Un certain regard en la pasada edición del Festival de Cannes.
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Western es una historia de hombres duros desarraigos y comunidades, que vuelve a tocar la compleja relación de Alemania con los países del Este (Western significa “del oeste”, lo que es Alemania para un país como Bulgaria), países a los que el nazismo ha invadido o atacado y que guardan con Alemania (como prácticamente toda Europa), una relación de recelo e inferioridad especialmente económica. Recordamos otro título, Toni Erdmann, que ha realizado un interesante camino también en Cannes, dirigido por Maren Ade (Karlsruhe, Alemania, 1976), quien en esta ocasión es productora, toca el mismo tema, el de los alemanes trabajando e implementando soluciones corporativas en sociedades empobrecidas.
Amén de los guiños al género y las intertextualidades posibles, hay interesantes puntas para pensar la película, como la cuestión linguística, un nodo que pivotea desde la tensión comunidad/región, local/global y la chance de comunicarse, la entropía del intercambio, la historia dolorosa invasor/invadido, raza superior raza inferior; la instalación de temáticas ambientales y las alusiones a las crisis de infraestructura de un continente desparejo, con el juego de palabras entre voda (agua) y soboda (libertad); los desplazamientos, nomadismos, migraciones, desarraigos y diásporas, las banderas y las fronteras, las balcanizaciones y la globalización; el motor del deseo, la naturaleza, el caballo, las masculinidades y la ilusión de una arcadia en crisis; la modernidad patriarcal en un mundo de varones que compiten por el control del territorio, que se miden y desafían.
Nota publicada durante el Festival Internacional de Mar del Plata.