Antes que nada les quiero decir que Whiplash es genial y todos la deberían ver.
Ahora sí, empecemos... Esta es una película encauzada y conducida exclusivamente por la química generada entre sus dos actores principales: Miles Teller (Divergent, Project X) y Jonathan K. Simmons (Spider-Man, The Closer).
Teller, interpreta a Andrew Neymar, un pibe que la rompe tocando la batería y estudia en un prestigiosísimo conservatorio de Manhattan, la Academia Shaffer. Es ahí donde conoce al profesor Terrance Fletcher, quién dirige la big band de la institución. El tipo es una leyenda viviente dentro del recinto, tanto por su talento como por su carácter. Y es así, el tipo es un hijo de puta con todas las letras.
La cosa es que Fletcher ve algo prometedor en el joven músico y lo convoca como baterista de la banda. Ya desde los primeros minutos de cinta (ay, que antiguo...), el director Damien Chazelle (escritor de Grand Piano y The Last Exorcism 2) nos muestra la tensión existente entre ambos y nos prepara para lo que será un duelo de voluntades de 107 minutos.
En una esquina lo tenemos a Andrew, un chico muy retraído pero con grandes ambiciones. Su sueño es ser uno de los mejores bateristas de Jazz de la historia (pavada de sueño). Este muchacho está tan enceguecido en su búsqueda que es capaz de sacrificar su cuerpo y sanidad mental en pos de esta realización personal.
En el otro rincón está el mismísimo demonio encarnado: Terrance Fletcher. Fletcher tiene un concepto de docencia un poco retorcido. Piensa que la única forma que existe de lograr que sus alumnos sobrepasen los límites es mediante la humillación en cualquiera de sus formas: pública, privada, psicológica, física... pedí la que quieras que en esta película la vas a encontrar.
Bueno, estas dos personas horribles tienen un objetivo común: la búsqueda de la excelencia. Es así que, en virtud de acercarse a la perfección, verán justificadas decenas de situaciones humillantes y violentas que parecen no terminar nunca.
Y acá retomo lo que hablaba al principio de la reseña. Esta relación enferma entre alumno y tutor es el combustible del film. No hay mucho más para mostrar. La personalidad del joven aprendiz le viene como anillo al dedo al maquiavélico Fletcher, que tira de la cuerda y ve que el hilo no se termina nunca. Cada intervalo de calma sólo sirve para agregar ingredientes de lo que será una humillación posterior.
Es así como el espectador va a estar todo el tiempo queriendo arrancar una butaca y tirársela en la cara al pelado botonazo de Fletcher. Aunque, una vez pasados los títulos finales, te aseguro que te vas a quedar pensando. Y esto es, justamente, lo que plantea esta película: si alguien tiene que pasar por el mismísimo infierno para llegar a ser esa persona con la que fantasea... ¿vale la pena hacerlo? Te dejo con la inquietud (?).
VEREDICTO: 8.5 - GRAN FILM
En la búsqueda de la excelencia musical, Damien Chazelle nos regaló una película excelente. Whiplash es una historia atrapante entre dos personas muy distintas persiguiendo un mismo objetivo. Brillantes actuaciones, buen Jazz y un final que te deja reflexionando. ¡Gracias por tanto!