Los efectos del alcohol en una persona y la amenaza de la presencia de otra que le puede llegar a sacar todo lo acumulado en su carrera durante años, sumados sus logros y prestigio, amenazan el futuro humano y artístico del personaje central de esta realización.
“Whisky con Vodka” nos marra la historia del actor Otto Kullberg; un hombre que las mujeres aman, pero que a veces bordea la condición de alcohólico.
Cuando por haberse excedido en la bebida durante la noche una vez más llega tarde al rodaje de la película que protagoniza y se pierde un día de filmación, lo que amenaza la continuidad del proyecto debido a tales circunstancias, el productor a fin de cubrir su inversión resuelve contratar a un actor de teatro, más joven, de reconocida responsabilidad y calidad artística, para grabar por duplicado todas las escenas a fin de cubrir eventual paralización del rodaje en el caso que no se pueda continuar con Otto Kullberg.
Otto es un hombre muy inteligente que empujado por la necesidad de ser el centro de atención, se ve obligado a cumplir con su rol en el estudio, animando en la ficción al protagonista que, luciendo un traje de los años 20, tiene que decidir entre el amor de dos mujeres, y redefinir su rol en la propia vida.
No podría decir con exactitud que es lo que quiso trasmitirme dicha realización, ya que nos presenta a un actor maduro, que ha dejado todo por ser quien es, y que a causa de su problema con el alcohol esta a punto de perder todo lo que había logrado. A pesar que al final pareciera darse cuenta que tal vez no valía haber perdido todo para ser alguien reconocido al costo de encontrarse solo en el mundo, pero aún así prefiere aferrarse con todas sus fuerzas a ese mundo de fantasías que es lo único que tiene: ¡el cine!