Ralph, el demoledor era una buena película con espíritu vintage que homenajeaba con ternura y nostalgia al universo de los juegos arcade y presentaba a un protagonista torpe, gruñón y en el fondo querible. Seis años pasaron (en la realidad y en la ficción) y esta secuela resulta, afortunadamente, superior en todos los terrenos (guion, animación, ambientación, narración, desarrollo de personajes) al film original.
Ralph sale de la comodidad del salón arcade para ayudar a su mejor amiga, Vanellope von Schweetz, para salvar el Sugar Rush, un juego de carreras con chicas al volante. Claro que al ingresar en el mundo real (la modernidad) conocerán los intrincados y muchas veces riesgosos vericuetos de internet.
El planteo cómico de llevar unos personajes que representan el pasado al universo de las redes sociales, las aplicaciones, la venta online y los videogames de última generación puede sonar, en principio, como algo elemental, pero los directores Phil Johnston y Rich Moore lo hacen con tanto ingenio, vértigo e inteligencia que el relato jamás decae y propone además diferentes niveles de lectura que permiten el disfrute tanto de los niños (que ya de tecnología saben mucho) como de los adultos.
Entre alusiones a Facebook, Instagram, eBay y WhatsApp, aparece en el film una zona de riesgo, cuando Disney hace alusión a todas sus posesiones y franquicias: Pixar, Star Wars, Marvel, etcétera. Pero justo cuando la película está al borde del infomercial, del presuntuoso alarde corporativo, incorpora a todas sus míticas princesas al relato y el resultado es brillante no solo por el juego de referencias, sino también por su bienvenida apuesta autoparódica.
Así, con un despliegue visual extraordinario (el nivel de creatividad y la obsesión por el detalle no dejan de asombrar), Wifi Ralph resulta un entretenimiento sin estridencias, pero construido con indudable simpatía y nobleza.
Los hallazgos están asegurados en cualquier versión, pero si el espectador adulto elige alguna de las pocas funciones subtituladas podrá disfrutar además de las voces originales de John C. Reilly (Ralph), Sarah Silverman (Vanellope), Gal Gadot (Shank), Taraji P. Henson (Yesss), Jane Lynch (Calhoun) y Alfred Molina (Double Dan), entre varias otras figuras. No se trata de un plus menor.