Cuando en 2012 Disney estrenó Wreck-It Ralph, logró amalgamar muy bien dos target de públicos: el de los más chicos, y el de los adultos nostálgicos.
Si bien ya lo había hecho antes, en aquella oportunidad se aprovechó de la nueva moda de la ya citada nostalgia, pero basada en los que crecieron en los 80s y 90s en los arcades.
Personajes muy conocidos y desconocidos confluyeron en una muy divertida y original historia, que tampoco dejó de lado a lado a la parodia.
Ralph y Vanellope hicieron una gran dupla en todo sentido.
En esta secuela, tal y como ocurre en las buenas, se redobla la apuesta.
Se deja un poco de lado el factor nostálgico y se apunta por algo más actual y relevante: Internet.
Es realmente muy gracioso como los realizadores abordaron el tema. Porque es naif y al mismo tiempo un poco picante, en términos de observación sociocultural actual.
Amén de las geniales escenas graciosas tales como el encuentro de Vanellope con todas las princesas de Disney. Algo que ya se podía ver en los trailers pero que en versión expandida es aún mucho mejor.
Rich Moore retoma la dirección, pero esta vez en dupla con Phil Johnston, quien ya había co-escrito la primera entrega.
Hablar de la excelencia de la animación, es un poco redundante a esta altura. Así que solo voy a destacar las secuencias de persecución de autos.
El cast (en idioma original) es excelente, ahora con las voces agregadas de Gal Gadot y Alan Tudyk.
Sarah Silverman (Vanellope) sigue ganando mi corazón en ese personaje, que ojalá repita hasta el infinito.
La única contra que tiene esta secuela, que dicho sea de paso su título de estreno local es mejor al original, es que ya conocemos a los personajes y sus estructuras, y por lo tanto no hay sorpresas.
Sin embargo, hay un par de giros de guión interesantes.
WiFi Ralph es una gran película, que se disfruta a todas las edades. Con personajes que ya tienen todos lo elementos para convertirse en nuevos clásicos.