Debo reconocer que "Wreck-it-Ralph" me fascinó allá por el 2012. La califiqué con diez y basé mi impresión en el hecho altamente original que significaba la fusión entre el mundo de los videojuegos clásicos de los 70' y 80' con el estilo tradicional de aventuras animadas "familiares" que domina el mercado (superacción, familia, amistad, aprendizaje, etc).
Contaba con dos personajes muy carismáticos, Ralph y su amiga Vanellope (John C. Reiley y Sarah Silverman en la versión en inglés) y un conflicto que parecía nostálgico, pero lograba prender en la audiencia, de punta a punta. Es decir, era interesante para los más chicos, pero los grandes tenían su espacio para disfrutarla también.
En esas condiciones, pensar en subir la apuesta y volver a sorprender no era tarea sencilla. Así fue que Phil Johnston se unió al director de la primera entrega, Rich Moore, con la idea de expandir el universo de juego y proponer una historia nuevamente, transgresora. Esta vez, los personajes del arcade ochentoso van a salir al mundo (virtual) y enfrentarán todas las complicaciones (y tentaciones) que se experimentan en la red global.
Sí, Ralph llega a internet y cuidado, porque el pibe se las trae...
La historia nos presenta la actualidad de nuestros conocidos: Ralph y Vanellope. Ellos tienen una rutina establecida sobre sus actividades, en la que hacen lo que todos los personajes de videojuegos deben hacer (?). Pero un día, en una competencia del juego de Vanellope, el volante de la máquina se termina rompiendo y esto lleva al cierre temporal del fichín.
Desde ya, la clausura del "Sugar Rush", instala una crisis de identidad laboral y personal para la pequeña niña, quien siente que su universo se derrumba.
Nosotros ya sospechamos por lo que vemos, que Vanellope quiere probar otro destino, porque cree que las pistas que recorre diariamente en su juego, ya no son un desafío para ella. No le gusta hacer siempre lo mismo, y difiere con Ralph, quien está sumamente feliz en su pequeño mundo.
La cuestión es que gracias a un hecho habitual en estos días (un dueño agrega conectividad a su local), ellos van a poder subir a la red, hecho que dispara la intención primaria de resolver el tema del volante. ¿Por qué?
Al estar conectados vía internet, los personajes accederán a todas las grandes y conocidas plataformas que manejan e-commerce, noticias, videos y más, y todas servirán, directa o indirectamente, para la solución del problema (adquirir un producto exacto que reemplace al roto).. Claro, la primera tarea será tratar de entender el mundo que se les presenta, y a la vez, conseguir el volante rápidamente para que la máquina de Vanellope, siga funcionando y no sea discontinuada del local.
Pero eso, es sólo el comienzo de la aventura. Sin anticipar mucho más, hay que decir que la forma en que presenta el universo de la red, es simple y luce didáctico y colorido. Hay una preocupación por mostrar como funcionan los procesos, destacada. Nos fascinaremos con los viajes de los amigos a los diferentes espacios y disfrutaremos de sus recorridos en el mediático mundo de las comunicaciones instantáneas.
"Ralphs breaks the internet" es entonces una cinta que se propone intentar instalar a sus personajes en un contexto desafiante y actual. Aprovecha de la potencialidad de las marcas y espacios, para potenciar el humor en cada aprendizaje del mundo digital.
Pero además (y más importante), explota muy bien las nuevas licencias de las que goza Disney (Star Wars a la cabeza) y hasta se permite el guiño de traer a todas las princesas clásicas del estudio, a un par de divertidas escenas junto a la protagonista de la peli.
Creo que, como extra importante, "Ralph..." permite también explicar en pocos casos a los niños, como funciona internet, de una manera distinta y poco convencional. De más está decir que el público adulto la pasará muy bien, siguiendo la tradición de esta franquicia.
Los aspectos técnicos, impecables, la banda de sonido, también.
Sin dudas, la mejor película animada del 2018. Nos llega en 2019, por una diferencia de días de estreno, "Wifi Ralph" es un golazo. No dejen de verla.