La primera entrega de Wolverine en solitario, había sido fallida. Esta secuela es mucho más efectiva. Primero, porque es una historia sin tantas líneas argumentales paralelas, por el contrario se centra en la personalidad y los conflictos de Logan, presentándolo como un personaje oscuro y torturado, peleando contra sus demonios internos. Segundo, el desarrollo de la acción en Japón, permite el lucimiento en los rubros artísticos: luz, decorados y dirección de arte, que se valen de las bondades de la estética cinematográfica del país del sol naciente. Y tercero, la acción, este filme la tiene, permite combates que presentan al héroe de las garras frente a frente con samurais, miembros de la yacuzza y hasta ninjas. Algunas secuencias, como la que se desarrolla en el techo de un tren de alta velocidad, cortan la respiración. En contrapartida, el filme es largo... Demasiado pretencioso y por momentos se toma muy en serio una historia y un personaje que proviene del cómic y que no necesita de tanta solemnidad para resultar efectivo.
Para incondicionales de los X-men y fanáticas de Jackman.