El actor australiano Hugh Jackman vuelve a interpretar al superhéroe mutante que le dio fama mundial en su nueva aventura por Japón. Esta segunda parte de la saga de Wolverine/Logan en solitario cuenta con la dirección de James Mangold y un guión de Scott Frank y Mark Bomback.
Este film ha tenido una realización un tanto difícil, con la primera encarnación de dicho trabajo tenía como director a Darren Aronofsky y como guionista a Christopher McQuarrie pero que se descartó debido a problemas externos, entre ellos las explosiones de distintos reactores de Fukushima causados por un terremoto y un tsunami en el 2011 en Japón.
“Wolverine: Inmortal” tenía que superar en calidad, espectáculo y prolijidad a su antecesora, estrenada en el 2009 y vapuleada tanto por la crítica como por los fans, para ello Mangold y compañía decidieron adaptar la saga de Chris Claremont y Frank Miller a la pantalla grande. El resultado es un film con cierta elegancia, más preocupado por desarrollar al personaje principal y el conflicto por su condición inmortal que por cumplir con los clichés del género de acción. Hugh Jackman hace su mejor retrato hasta ahora del personaje y no es opacado por las pirotecnias visuales o por un interminable desfile de mutantes, como sí sucedió en el anterior film del 2009. Sólo en el 3er. acto hay un cambio tonal brusco, aunque justificado por el guión, en donde los realizadores se vieron obligados a poner al protagonista contra del gran villano de turno. Por suerte la película en cuestión es lo suficientemente buena como para obviar este detalle.
“Wolverine: Inmortal” es un muy buen film de Wolverine que, con algunos toques de acción y suspenso que lo acercan al cine negro, le da la oportunidad a Hugh Jackman de brillar en el papel más importante de su carrera