El sueño de la vida no eterna
Hugh Jackman vuelve a ponerse en la piel del superhéroe de X- Men en la segunda entrega de esta saga. La historia lo reconecta con su pasado, cuando sobrevive junto a un soldado japonés a la bomba de Hiroshima.
Marvel Comics encontró en los X Men (creados en la década del sesenta) una franquicia que no parece tener límites. Prueba de ello es la saga independiente que protagoniza el más popular de sus héroes: Wolverine. Hugh Jackman vuelve a interpretarlo aquí, en una historia que explora los fantasmas del personaje, sus dudas, su amarga condición de inmortal. En esta nueva película la historia lo vuelve a conectar con su pasado, cuando sobrevive junto con un soldado japonés a la bomba atómica de Hiroshima. Años más tarde, ese soldado ya anciano, convertido en un multimillonario pero a punto de morir, lo convoca una vez más para expresarle su última voluntad.
Así que esta vez la historia transcurre en Japón, con yakuzas, ninjas y tren bala incluido. No es un disparate esta rama japonesa del personaje, existente previamente a la llegada de Wolverine al cine. Pero mucho más allá de las conexiones con el cómic, esta película tiene vida propia. Hugh Jackman sostiene sobre sus hombros una trama donde no hay estrellas, más allá de un par de rostros orientales conocidos (nacidos en Estados Unidos o no). Lo mejor de la película es la manera en la que elige su tono y lo sostiene. Con un buen uso del 3D, muy expresivo y funcional al relato, el director James Mangold le da a la película coherencia y estilo. En épocas de films taquilleros que intentan ser muchas películas a la vez, Wolverine decide ser una sola, apuesta a algo, arriesga y gana. No todo funciona y hay algunos personajes flojos, pero en promedio sale airosa. También se da el lujo de jugar con ideas más complejas, como la relación Japón-Estados Unidos, durante y después de la Segunda Guerra Mundial. La película muestra, después de todo, las consecuencias de la guerra. No nos olvidemos que las historietas son un medio de consumo juvenil, pero también son una forma de arte que hace una lectura del mundo. Dos o tres escenas de acción muestran que la película también sabe entretener e impactar como espectáculo y que Jackman es un buen héroe de acción, a pesar de haber probado muchos otros registros en otras películas.
Para quienes admiren al actor y a su interpretación de Wolverine, les tengo una buena noticia: habrá más. No hay que levantarse de la butaca, en mitad de los títulos hay una escena muy importante que da información adicional.