Otro buen capítulo mutante.
X-Men: Apocalipsis no es la mejor entrega dentro de la saga, lo que lejos está de decir que no es buena. Por el contrario, el último capítulo del universo de los mutantes es una muy buena propuesta en su género y está provista de todas las virtudes que supo hacer célebres a sus personajes. También tiene algunos defectos que quizás las otras no tuvieron, pero no son lo suficientemente notorios como para arruinar la experiencia.
Lo crucial a resaltar es que no defrauda. Es importante decir esto, porque la crítica pierde el foco cada vez que una X-Men no tiene a Wolverine como protagonista. Apocalipsis no es una mancha en el currículum mutante, sino otro acierto, aunque tal vez no esté a la altura de X-Men 2 o de Days of Future Past. Es verdad que hay ciertas falencias, sobre todo en el guion, que tiene altibajos de calidad a medida que se narra la historia. Quizás haya escenas innecesarias y toques de humor forzados que conspiran en contra de la armonía del filme, pero también hay buena cinematografía y un evidente compromiso para con los protagonistas. Lo que caracterizó a la saga sigue presente: la introspección de sus personajes, y también está Quicksilver, a quien Singer vuelve a aprovechar para sorprender a la audiencia con dos escenas de primer nivel.
X-Men: Apocalipsis tiene todos los condimentos necesarios para entretener a quienes disfrutan del género. Le sobran algunos minutos de cinta y es un poco auto indulgente, pero de cualquier manera vale la pena.