X-Men: Dark Phoenix

Crítica de Matias Seoane - Alta Peli

Con buena imagen

El histórico tema principal de la saga desaparece casi por completo en X-Men: Dark Phoenixy parece que finalmente la discriminación ya no es un problema para los mutantes.

Después de años de esfuerzo y sacrificio, los mutantes gozan de buena imagen ante la población humana: por primera vez los admiran y confían en ellos. Sin embargo, el profesor Charles Xavier sabe que la realidad es menos optimista y que aún falta mucho por avanzar, temiendo que todo pueda revertirse en cualquier momento.

Por eso mantiene los X-Men a disposición del gobierno, enviando al grupo ni bien las noticias anuncian que un transbordador que acaba de abandonar la atmósfera sufrió daños importantes al cruzarse con lo que parece ser una tormenta solar. La operación avanza sin contratiempos y llevan la mayoría de los astronautas a su propia nave. Cuando intentan rescatar al último de ellos que estaba en otro sector, la energía cósmica termina de destruir la nave e impacta de lleno contra el cuerpo de Jean Grey (Sophie Turner), a quien dan por muerta pero milagrosamente parece ilesa.

Ya de regreso en la Tierra el equipo es recibido con festejos, sin sospechar que dentro de Jean se están gestando una serie de cambios que la volverán incluso más poderosa que antes. Un poder que no parece capaz de controlar.

X-People

La caótica línea temporal de la saga da un nuevo paso en su reiterada reescritura, narrando una historia de origen diferente para Jean Gray y su llegada a la escuela de Charles, algo que a esta altura ya hemos tomado la decisión de no tratar de hacer encajar. Así como la criticada The Last Stand tomó la primera versión de la historia, X-Men: Dark Phoenix incluye el componente cósmico aunque solo de forma parcial, al menos hasta ahora.

Este estreno se había retrasado en parte por la fusión Fox/Disney y sobre todo por una postproducción particularmente larga, pero recientemente uno de sus protagonistas confesó que debieron rehacer todo el final porque se parecía demasiado a otra película de Marvel estrenada después de que ellos terminaron el rodaje principal. Quizás nunca nos enteremos de los detalles ni de qué tan profundos fueron los cambios, pero los problemas narrativos están a lo largo de toda la película y no solo en su tercer acto. De hecho ese es el único momento donde la acción despega un poco, después de una hora y media de charlas intrascendentes entre personajes sin suficiente peso como para sostener el interés.

Todo incluyendo un comentario de género metido tan a la fuerza que, aunque parezca un chiste, ya lo hizo más en serio Deadpool y sin causar verguenza ajena.

No queda clara la intención detrás de X-Men: Dark Phoenix: intenta contar varias historias sin desarrollar realmente ninguna, y a la vez tiene muy pocas escenas de acción, algo que no sería un problema si no fueran tan aburridas.Loganya demostró que no hace falta una acción frenética para lograr una buena película de mutantes, pero en este caso a la falta de acción o de una buena trama se le suma una fuerte escasez de carisma en los intérpretes con más tiempo de pantalla. Habiendo visto los antecedentes, no sorprende el poco peso dramático de la protagonista principal, pero al menos se esperaría que esté rodeada por otros personajes que pudieran complementar sus falencias. No sucede, y a los pocos con algo de capacidad probada para llenar ese hueco no les dieron material para hacerlo.

Las películas de superhéroes pueden ser muchas cosas: pueden estar sostenidas en la acción, en una trama interesante, o hasta en la comedia. Pueden teneragujeros de guión o romper las reglas de la física sin que se lo cuestionemos demasiado. Lo que no pueden es ser aburridas. Y ese es el pecado de X-Men: Dark Phoenix.