X-Men: Dias del Futuro Pasado es la adaptación a la pantalla grande de la miniserie gráfica escrita por John Byrne y Chris Claremont en 1981. La misma comenzaba con una versión apocalíptica del mundo futuro, en donde la mayoría de los mutantes habían sido diezmados por una raza de robots cazadores llamados los Centinelas, los cuales tenían la capacidad de absorber los superpoderes de éstos y utilizarlos en su contra. Como la extinción mutante parecía un acontecimiento irremediable, la única opción posible era viajar en el tiempo y regresar al pasado a detener el proceso de creación de los Centinelas, misión para la cual resultaba elegida Kitty Pride - la única con capacidad de doblar el tiempo y el espacio -. La Pride volvía mentalmente hasta una versión joven de sí misma, y tenía la dificil tarea de reunificar a los mutantes - entablados en sangrientas guerras internas en el año 1980 -, para que todos juntos pudieran rastrear y detener a Mystique antes que asesinara al senador Richard Kelly - magnicidio que cambiaría la opinión del público respecto de los mutantes y desencadenaría la aprobación de diversos programas de defensa, los cuales culminarían en la iniciativa Centinela -. La miniserie pronto demostró ser muy popular, obteniendo los favores de la crítica y el público, y pasó a ser catalogada como una de las mejores sagas de la historia del comic.
Ahora llega esta versión revisada por Hollywood, la cual difiere bastante del original. El núcleo de la historia se mantiene - el viaje en el tiempo -, pero el viajero es otro - Wolverine, una elección mucho mas popular que la de Kitty Pride -, amén de que los detalles del magnicidio varían. En el comic era la figura del senador Richard Kelly - el personaje que encarnaba Bruce Davidson en el primer filme de la serie -, mientras que aquí el objetivo ha pasado a ser Bolivar Trask, el científico responsable de la creación de los Centinelas. Por lo demas, el espíritu del filme sigue siendo el mismo de la miniserie.
Honestamente, yo tenía mis reparos previos al filme, fundamentalmente por el regreso de Bryan Singer a la silla de cineasta. Es indiscutible que Singer es un gran director y que sus filmes de la saga X-Men son obras de calidad pero, por contra, son filmes demasiado dialogados y bastante desabridos a la hora de la acción - yo podría ver varias veces los filmes de Iron Man o el Capitán América, pero dudo que hiciera lo mismo con los X-Men de Singer -. Por otra parte, la puesta en escena que montara Matthew Vaughn para X-Men First Class me pareció tan excepcional que sigue siendo mi filme favorito de los X-Men. El problema es que Hollywood está cayendo en un nuevo vicio - si tenés la suerte de crear de la nada una franquicia millonaria, al día siguiente serás despedido y reemplazado por un director de gran calidad pero decadente y mas barato; así pasó con la franquicia de Crepúsculo, estuvo a punto de pasar con la segunda parte del reboot de El Asombroso Hombre Araña, y ocurrió aquí con Vaughn -, con lo cual despidieron al innovador Vaughn y recontrataron al inteligente (pero estático) Singer, el cual venía de una mala racha luego de la tibia recepción de Superman Regresa, Operación Valikiria y Jack, el Cazador de Gigantes. Para colmo se le agregó el escándalo de la súbita - y poco creíble - aparición de una serie de denuncias por violación contra Singer, acusándolo de cobrar favores sexuales a muchachos interesados en obtener papeles de importancia en el mundillo artístico de Hollywood (y, para colmo, tratándose de hechos supuestamente acaecidos hace cerca de una década; ¿tanto tiempo le lleva a la gente pensar si ha sido violada o no?). No sería la primera vez que escándalos relacionados con artistas y autores terminaran por torpedear un filme, como ha ocurrido en ocasiones previas con películas de Tom Cruise o en el caso de La Huésped, cuyo autor estaba tan empapado de una rancia homofobia (y tenía tanta mala fama) que terminó por ser radiado de las ruedas de prensa por parte de los productores de la cinta.
Las buenas nuevas es que Singer ha aprendido a filmar acción y, dentro de todas las películas que ha dirigido de la saga X-Men, ésta es la mejor de todas. En todo caso lo que torpedea a X-Men: Dias del Futuro Pasado - y le impide ser una película formidable - es el poco creíble desenlace, (alerta spoilers) el cual peca de simplista frente a toda la complejidad del desarrollo previo. No es que sea un filme particularmente complicado, pero sí venía madurando un complejo desarrollo de relaciones interpersonales - el culebrón habitual de los X-Men, el cual está matizado por una larga lista de personajes interesantes - que, de pronto, es resuelto en menos de cinco minutos y de la manera mas boba posible. ¿Tanto lío para culminar así, con la gente perdonándole la vida a los mutantes a pesar de los destrozos masivos producidos en Washington - eso sin contar las numerosas ocasiones en que intentaron atentar contra el Presidente y otras autoridades gubernamentales -?. ¿Dos días y un par de tapas de los diarios bastan para dejar de considerar a los mutantes como una amenaza? (fin spoilers)
Mientras que los 15 minutos del final no me terminan de cerrar, el resto es inteligente y divertido. Aquí los X-Men juegan a una aventura onda Terminator - ir al pasado para frenar el disparador de una serie de acontecimientos que terminarán en un futuro apocaliptico -, para lo cual se embarcan en un viaje mental en el tiempo al estilo de Somewhere in Time (1980) - ésa en donde Christopher Reeve se dormía para despertarse en el siglo XIX y vivir un apasionado romance con una dama antigua encarnada por Jane Seymour -. Como el viaje es desgastante físicamente el único que puede hacerlo es Wolverine, el que - como es inmortal - siempre se ve como Hugh Jackman, tenga los años que tenga. Aquí Jackman maneja enormes Buicks, viste camisas de enormes cuellos y usa jeans de enormes botamangas. A él le toca el turno de reclutar a un Xavier mucho mas joven y drogón - devastado por haber sido abandonado por Mystique -, y de rescatar a un adormecido Magneto, el cual ha pasado los ultimos 10 años encerrado en una prisión subterránea ubicada bajo el Pentágono y siendo acusado de haber matado a John Fitzgerald Kennedy en 1963 (¿se acuerdan de la "bala mágica", ésa que hizo un montón de vericuetos para destrozarle el cráneo al presidente?). Es en esos detalles históricos en donde extraño el delirio creativo de Matthew Vaughn para hacerlos pintorescos; aquí Singer los dispara al pasar, sin mucha convicción, y dedicando toda su energía a las interrelaciones personales antes que al desarrollo (o el análisis de su integración con) el contexto histórico en donde se transcurre la acción.
En muchos sentidos X-Men: Dias del Futuro Pasado se siente como la versión mutante de Ocean's Eleven: importan los actores, su carisma, sus roces, y la trama es sólo un pretexto para ver tanto talento reunido. Por ejemplo, el reclutamiento de Magneto es absurdo, ya que es un tipo al cual solo le gusta hacer bardo - eso no quita que resulte magnífico ver a Michael Fassbender haciendo una maldad tras otra -; para detener a Mystique no era necesario enrolar tanta gente, y a veces la historia se deshace mas en los dramas personales de esta gente, que en el proceso de pesquisa y captura de la desquiciada mutante azul. Por otra parte, hay tantos personajes que la mayoría de estos terminan por robarle espacio a otros para su mejor desarrollo - como es el caso de Bolivar Trask, el cual está demasiado subdesarrollado, y que tenía todas las chances de ser memorable al estar en manos de un tipo tan carismático como Peter Dinklage; ¿cómo desperdiciar el análisis de que un científico enano es el responsable de proteger a los seres humanos "normales" de la potencial amenaza creada por los mutantes?; digo: Trask mismo es un mutante (uno socialmente aceptado, como pasa con quienes padecen de enanismo), y se erige en una posición intermedia como guardián y verdugo de los diferentes -. Había una enorme cantidad de tela para cortar, pero el libreto prefiere dejar a Trask / Dinklage como un detalle secundario y anecdótico, y enfrascarse en todos los vericuetos melodramáticos que caracterizan a los X-Men. Al menos el script tiene el buen tino de incorporar a alguien tan zafado y delirante como el Quicksilver de Evan Peters, el cual se roba el filme en los escasos minutos en que aparece en pantalla.
X-Men: Dias del Futuro Pasado es inteligente e intrigante, pero no es equilibrada ni es el clásico que todos dicen que es. Desde ya que la onda de ver superheroes vintage - y mezclados con los acontecimientos mas importantes de la historia humana - es apasionante, y acá ha un montón de gente que derrocha carisma como para que la cosa no aburra; pero la historia tiene un remate débil que no se condice con las expectativas. Quizás hubiera sido mejor agregarle unos minutos más y reescribir el acto III como para que la lógica no saliera volando por la ventana en el último momento. Ello no quita que sea buena y recomendable, pero deja cierto sabor en la boca... similar a esas comidas en donde uno descubre a último momento que uno de los ingredientes quedó algo crudo, un detalle que termina por rebajar los puntos de la experiencia en su totalidad.
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