The Rise of Magneto
Dos años después del estreno de la fallida X-Men Orígenes: Wolverine, llega la quinta película de la saga, otra pre-cuela que cuenta el origen de los personajes más importantes de la franquicia, y algunas circunstancias que definen la historia de la trilogía inicial.
El director de la buena de Kick-Ass (2010), Matthew Vaughn, se hace cargo de esta parte de la saga. El proyecto original iba a ser sobre el origen de Magneto, pero luego se fue ampliando hasta contar el origen de varios personajes de importancia como Mystique, Beast y Charles Xavier. Esto genera el primer problema de X-Men: Primera Generación, más allá de que Vaughn le imprime un ritmo parejo necesario para el género: en la primera hora se despliega una cantidad de información avasallante y algunos hechos importantes pasan de largo en la narración, reducidos a escenas muy cortas. Entonces con un par de eventos subrayados excesivamente tenemos el por qué de los conflictos de Mystique (Jennifer Lawrence) y Beast (Nicholas Hoult), o el origen de la sabiduría y bondad de Charles Xavier (James McAvoy). Sin embargo, la historia de Magneto (Michael Fassbender) está desarrollada con más solidez, el dramatismo de los hechos que lo definen están a la altura del personaje en el que finalmente se convierte.
En cuanto a las actuaciones, McAvoy hace un Charles Xavier exitoso y carismático, con mucho sentido del humor, lo cual dista bastante del Xavier de Patrick Stewart que aparece en el resto de la saga, siempre grave y solemne. De entre los más flojos se encuentra la Mystique de Jennifer Lawrence, dado que su interpretación no tiene el carácter que requiere un personaje de mucho peso para el resto de los capítulos. Con respecto al Hank McVoy/Beast interpretado por Nicholas Hoult , se puede decir que tiene un desarrollo tosco, más bien torpe, y además el maquillaje en el momento de su transformación es bastante malo, una especie de peluche azul digital de apariencia demasiado artificial. A pesar de esto, como todo lo bueno que pasa en la película, el personaje realmente fuerte y no tan superficial es el Magneto de Michael Fassbender, que tiene el físico y la expresión del hombre duro presionado por su pasado, muy necesario para interpretar a tal villano. Y también vale una mención la interpretación a cargo de Kevin Bacon del sádico Sebastian Shaw, el verdadero “malo” de la película. Bacon hace lo que le sale natural: ser alguien despreciable en su discurso, su locura y su mirada; aunque quizás, y esto tiene que ver con el guión, es un poco exagerado su plan para conquistar al mundo.
Al igual que en otras historias de Marvel como Capitán América, en X-Men: Primera Generación el contexto sociopolítico está anclado en algunos hechos de la realidad histórica. En este caso, los problemas ocurren durante la llamada “Crisis de los misiles en cuba” en 1962, y los X-Men son fundamentales para el desarrollo del conflicto. En estas películas, en general, se sostiene el espíritu del comic en cuanto la visión, un tanto inocente, burlona y sarcástica de la política. Así los agentes de la CIA son impotentes, los gobiernos inoperantes, burocráticos y los políticos fáciles de corromper con sexo, dinero y algún buen escocés de 12 años.
En conclusión, X-Men: Primera Generación es la historia de Magneto, bien narrada en sus circunstancias, pero también es un relato que quiere abarcar más y se queda a medias. A pesar de esto, Vaughn tiene el oficio necesario como para que la película entretenga y levante la mala imagen dejada por su predecesora. Los X-Men son personajes interesantes y con un universo lo suficientemente rico como para estar por encima del promedio de la película de superhéroes. Entonces lo que aquí hay son pocos y bien usados efectos especiales; ritmo y algo de buena acción; unos cuantos buenos personajes; y algo de sentido del humor. Algo es algo.
En otro orden de cosas, no se puede dejar de avisar que, luego de ver esta película, quizás den ganas de pasar las vacaciones de invierno en Villa Gessell.