Todo comenzó cuando a alguien se le ocurrió querer contar la historia de Erik Lehnsherr en el cine, un niño judío que perdía a sus padres en un campo de concentración que tras el trauma y la ira terminaba por desatar sus poderes magnéticos, lo que lo lleva más adelante a convertirse en Magneto. Todo esto lo vimos en X-Men (2000) y es recreado casi escena por escena en X-Men: First Class, pero con un plus que continua un poco más allá esa historia.
Cuando en el 2000 salió la primera entrega de X-Men, de Bryan Singer, sorprendió mucho en la modo maduro que estaba tratada la película, hasta con dosis dramáticas importantes, algo que en ese entonces los comiqueros no valoraron tanto, pero con el tiempo supieron apreciar aún más que los críticos. Este año se redobló la apuesta, no solo se contó una historia sólida, sino desde sus orígenes, sin los personajes estrellas, pero con un argumento y desarrollo de personajes bien hechos.
EL director, Matthew Vaughn, quien ya dirigió dos adaptaciones comiqueras con anterioridad, pero muy distintas, encara la película por el lado de Erik, primero a modo homenaje de las
primeras escenas de X-Men (2000) y luego, como pilar principal del argumento total. Ésta terminó siendo casi la peli de Magneto que nunca fué (X-Men Origins: Magneto), y eso, que puede sonar desafortunado, termina siendo un acierto.
Algo que se sabía desde un principio, y llamaba la antención, es el grupo elegido, ya que First Class/Primera Promoción o Generación en los comics eran Jean Grey, Cyclops, Iceman, Beast y Angel, y de estos en la peli solo contamos con Beast, pero pese a eso, el grupo guiado por Xavier y su búsqueda por controlar sus habilidades le da una frescura dinámica al film.
Para recalcar, Bacon, siempre más que correcto, pero las actuaciones de McAvoy y Fassbender (Xavier y Magneto) son no solo buenas, sino MUY bien acertadas para dichos papeles.
Algo menor que no hace a la historia, pero seguro que llamará su atención, es la aparición de Villa
Gesell - Agentina, donde figuran montañas y lagos, osea un lugar similar a Bariloche. Un error estúpido, que no molesta a la historia, pero que si sos argentino, sobresale a la vista.
Con respecto a las continuidad de esta precuela con pelis anteriores, se obvia la tercera entrega (X-Men: The Last Stand - 2006), y si bien toma muchos parámetros de la primeras dos partes, respetando varios puntos, ésta es la primera de tres entregas y deja varias puntas para seguir.
Si quieren ver una buena película, con acción, drama, buen guión, excelente desarrollo de los personajes, cameos, guiños, buena edición y música certera... tiene que ir al cine a ver X-Men: First Class.