Tiros, patadas y piruetas
Tercera parte de la saga que empezó en 2002, otra vez con Vin Diesel como Xander Cage.
Quince años después del lanzamiento de la saga xXx, llega la tercera parte, otra vez con Vin Diesel como Xander Cage, un papel que se negó a hacer en xXx 2: Estado de emergencia (2005). Pasó el tiempo, pero la receta tiene los mismos ingredientes: un 007 guarro, rodeado de mujeres increíbles y dispositivos tecnológicos de avanzada, acompañado por un equipo multiétnico de especialistas, al estilo de la vieja Misión: imposible, más una alta dosis de deportes extremos.
Esta es una de esas películas en las que los diálogos son el relleno que sirve de separación entre las secuencias de tiros, patadas y piruetas. Todo es una excusa apenas disimulada para las escenas de acción, al punto de que por momentos la pantalla se vuelve una confusa pelea de todos contra todos, con un atronador concierto de disparos como música de fondo.
Lo que la rescata de un naufragio absoluto es que nadie se toma demasiado en serio a sí mismo. Empezando por Vin Diesel, que aporta su carisma simpático (aunque nunca igualará a Bruce Willis). Hay chistes sobre el papel de Samuel L. Jackson, en referencia a que hace lo mismo que en Los vengadores (es un reclutador de agentes). Y otras burlas sobre los clichés de este tipo de producciones. Pero la ironía pasó de moda, y ya no alcanza.