Disparate internacional.
Desde la época más folletinesca de Fritz Lang y su heredero en materia de acción que fue Alfred Hitchcock, la películas tomaron el cetro de la literatura por entregas del siglo XIX y fueron creando un género amplío e impreciso que actualmente se llama de forma poco rigurosa cine de acción. Parece más un término de videoclub que académico y en algún aspecto lo es, pero eso no significa que no sepamos de que hablamos cuando hablamos de una película de acción. De James Bond en adelante las películas han combinado una serie de elementos que de forma apresurada pero práctica se engloban dentro del género. Triple XXX (2002), protagonizado por Vin Diesel, y xXx: Estado de emergencia (2005), con el rol principal a cargo Ice Cube, fueron dos películas de acción de poco vuelo pero éxito comercial y de forma tardía llega ahora una tercera parte.
Con un elenco internacional enorme, y con todas las locaciones e idiomas posibles, la película intenta ser la apuesta más poderosa de la serie y reavivarla para posibles secuelas claramente anunciadas al final del film. Pero como aquellos otros films, la película no logra funcionar y le queda muy grande el nombre de clásico del cine de acción. Tal vez lo más interesante es como en la pantalla se ve la diversidad y la internacionalidad de esta clase de films. Actores y actrices de todo el mundo se dan cita para conformar el raro y forzadamente excéntrico elenco de la película. Desde una Miss Colombia hasta Neymar haciendo de él mismo, todos se dan cita en xXx recargado. No falta por supuesto Samuel L. Jackson y también está la actriz australiana Toni Colette. También hay un popular cantante chino y las artes marciales están presentes con el protagonista de la saga tailandesa Ong-Bak, Tony Jaa y el actor de la saga Ip Man, el chino Donnie Yen. Hay muchos más, pero lo más destacable de este elenco es la estrella india Deepika Padukone, que hace su debut en el cine norteamericano y que demuestra el mismo carisma arrollador que la convirtió en una gigante de la gigantesca industria del cine de la India.
Fuera de lo mencionado, la película sigue sin convertir a la saga en algo valioso. Las escenas de acción más cómicas y absurdas funcionan y entretienen, pero cuando la película busca convertirse en un relato de acción más serio o tradicional, la rutina inunda todo y con eso se pierde el interés. Apuntando a un público nuevo, buscando estar cerca de los usos y costumbres de las nuevas generaciones, no es esta la película para los viejos amantes de las películas de acción, pero tampoco es una renovación que se vea relevante o definitiva. Las buenas escenas son buenas pero son pocas y las mediocres suman demasiado