La incesante búsqueda de la paz
Un pueblo integrado por cristianos y musulmanes en una zona de conflicto de Medio Oriente: la película no especifica geográficamente cómo se llama ese lugar, pero ese es el marco que elige la directora libanesa Nadine Labaki (‘Caramel’) para plantear la necesidad de la convivencia en armonía de grupos religiosos diferentes.
La anécdota es simple. Ante los constantes enfrentamientos de las familias de diferentes religiones que conviven ancestralmente en el mismo espacio geográfico, las mujeres del grupo, temerosas de un mal mayor, deciden unirse y trabajar por la paz.
HUMOR Y STRIPPERS
Como en ‘Lisístrata’, la comedia de Aristófanes, donde el elemento femenino recurría a la abstinencia sexual para que los hombres no se enfrentaran ante el conflicto con el Peloponeso, las señoras de la aldea en cuestión, deciden utilizar pequeñas trampas para entretener los hombres y terminar con las rencillas.
La directora libanesa Nadine Labaki (también protagonista de su filme, en el papel de Amale, una mujer del pueblo) elige el humor, como Radu Mihaileanu en ‘La fuente de las mujeres’, con un tema semejante, para suavizar elementos melodramáticos que podrían intensificar la aspereza temática de su historia.
El recurso de las strippers rusas y la incorporación del ‘hachis’ en las bebidas destinadas al consumo masculino, son algunos de los recursos que, a la manera, de ciertas comedias mediterráneas, logran cambiar el clima de un filme. Elementos costumbristas enriquecen un relato que cuenta con un interesante plantel de actores maduros y unidos a la bella Nadine Labaki (en el papel de Amale), directora y actriz, integran
una agradable reflexión sobre la necesidad de que la paz vuelva a ser una constante de sus vidas.