La decadencia del horror se pudo notar durante el 2012, cuando una ola de estrenos no lograron colmar las expectativas de muchos fanáticos. Lo mismo se puede decir ahora respecto al frente de comedias que busca hacer su dinero a partir de parodiar al género. Si el terror ya está hilando fino, ¿qué le queda entonces a este subgénero que basa sus bromas y burlas en esas fallidas e insatisfactorias películas?
En A Haunted House -titulada ¿Y donde está el fantasma? en nuestro país- la pregunta que se impone es: ¿Y dónde están las risas? En su momento, las sucesivas entregas de la saga Scary Movie funcionaban porque su humor desvergonzado apuntaba directamente a un sector demográfico específico. Esta nueva propuesta los pone en la mira una vez más, pero en el camino pierde las mismas reglas que antes funcionaban mediante el tedioso síndrome de la repetición. En lo que es una clara sátira a la popular serie Paranormal Activity, una pareja afroamericana se muda a la casa de sus sueños sólo para descubrir que una entidad los persigue. Lo que ocurre a partir de ese momento es una seguidilla de chistes racistas, homofóbicos y escatológicos que A) Pasaron de moda hace tiempo B) Resultan extremadamente ofensivos hasta para la comedia y C) la extensión de dichos gags, que una y otra vez vuelven sobre la misma acción, agota. Lo que resulta divertido, aunque sea por un microsegundo, y logra sacar alguna sonrisa ocasional se convierte en tedio de cara al loop constante de una misma escena por más de un minuto, en lo que parecen momentos eternos.
Innegable es que Marlon Wayans es el rey de las expresiones faciales hoy por hoy y con sus caras logra arrancar alguna risa, pero como guionista de esta "ópera prima" de Michael Tiddes -si se la puede llamar de esta manera- se nota su fijación por la estupidez humana y no lo deja bien parado al director, cuya película quedará para siempre en su currículum cual ofensor sexual queda registrado en el sistema penal. Incluso deja en evidencia que las ideas se le acaban cuando repite escenas casi calcadas de su paso por las Scary Movie, como por ejemplo la violación de la entidad/fantasma. Por demás, el resto del elenco bien necesitaba el dinero para pagar deudas, porque no se explica que comediantes como David Koechner, Nick Swardson o Cedric the Entertainer se presten para este producto, porque si bien son habitúes de comedias mediocres, acá tocan un nuevo fondo. Salvar las papas del fuego -o al menos intentarlo- es tarea de la protagonista femenina, interpretada con soltura por Essence Atkins, que no recurre a plagiar a la eterna Brenda de Regina Hall y al menos con su interpretación le aporta algo de frescura a un producto que ya pasó de su fecha de vencimiento.
Que películas como A Haunted House sigan produciéndose no es un misterio. Lo cierto es que si se hacen con $2.5 millones y recaudan en taquilla lo que costaron y lo multiplican, es evidente que tienen público. Por una vez habría que decirle "NO" a un subgénero que merece morir. Si se le sigue dando el brazo a torcer, seguirán apareciendo cual plaga.