Tal como sucede con las propuestas de las parodias, una película que solamente se apoye en chistes acerca de otras películas y en este caso particular con la franquicia de Actividad Paranormal rápidamente la fórmula se agota y comienzan las preguntas sobre el porqué de la insistencia de estos productos, que por lo general no se estrenan comercialmente en Argentina.
¿Y dónde está el fantasma? llega con anticipación a lo que va a generar el estreno de Scary Movie 5 donde también se hará mención al grupo de películas que apelan al falso documental tan de moda últimamente y que además han demostrado un agotamiento en cuanto a ideas y aspectos de puesta en escena reiterativos que no conducen a nada.
Seguirán existiendo aquellos fanáticos capaces a la entrega de bastantes minutos ociosos por un par de sustos en el cine pero también habrá quienes cansados de lo mismo den la espalda en poco tiempo por lo que la idea de la parodia caduca en sí misma.
Michael Tiddes dirige con desgano una trama que abunda en chistontos y escatología, así como recurre a muchas referencias a la idiosincrasia afroamericana, entre ellas a la manera de hablar o expresiones del gueto que realmente ya no causan siquiera gracia. Tampoco las monerías del actor y en este caso también guionista Marlon Wayans acompañado de la bella Essence Atkins, con escasa participación de David Koechner en el rol de cazafantasmas.
Pensar a esta altura de las circunstancias en un guión es prácticamente gracioso teniendo en cuenta que la columna vertebral se concentra en los segmentos más relevantes de la saga Actividad Paranormal: una pareja que habita en una casa donde se supone que existe la presencia de un demonio o ente que busca poseerlos y al cual se logra registrar gracias a las grabaciones caseras de un grupo de cámaras instaladas para el monitoreo de toda la rutina hogareña.
La excusa para abrir la puerta al humor de trazo grueso; a lo chabacano donde sin lugar a dudas entran los estereotipos surge desde el minuto uno hasta el ochenta y seis y apenas se logran contar con los dedos los chistes elaborados que no recurren a las morisquetas y tics del insoportable Wayans o a las guarradas de sus vecinos como parte del mismo plato que indigesta.