Uno podría decir que esta producción audiovisual, la primera en coproducción entre Palestina y Argentina, no es una película de ficción, tampoco es un documental propiamente dicho, va más con la prerrogativa de definirlo como un panfleto político antigobierno israeli, que por momentos cruza la linea, todo filmado, de mala manera.
El mismo abre con la leyenda “En memoria del compañero martir Mohammad Al-Qatri”, un jugador de fútbol palestino asesinado por el ejercito israelí durante una protesta en Cisjordania impulsada por Hamas. Esto es real
Esta realización trata de radiografiar el día a día de siete personas ligadas al fútbol en Palestina, para ello recurre a mostrar casi de manera permanente el muro construido por el gobierno israelí a lo largo de la frontera. Como un monumento al insulto, sin embargo desde su construcción disminuyeron los atentados contra la población civil de Israel.
La intención es instalar desde el discurso como se ve afectado lo cotidiano de estas personas por el sometimiento que vive Palestina por parte de Israel.
El problema mayor es que si bien los personajes son mostrados en esa cotidianeidad no son presentados, algunos otros hablan y denuncian, pero el hecho que las imágenes no muestren lo que denuncian hace que las mismas pierdan el valor de documento para pasar a ser sólo testimonios que pueden ser reales, pero no son corroborados en ningún momento.
Un ejemplo claro de esto es cuando uno de ellos muestra el reverso de una hoja diciendo que es el documento por el cual el estado de Israel deniega la entrada de algunos jugadores al país, ese papel nunca es mostrado, menos traducido, lo dobla y se lo guarda. En otro momento un personaje le dice a otro "hay sólo judíos y algunos turistas, ¿Vos ves algún musulmán?"... En la imagen se ve El Muro de los Lamentos en la parte judía de la ciudad vieja de Jerusalem. No hay respuesta.
La banda sonora, casi siempre presente, insuflando el drama, por momentos trata de imponer un clima de opresión o tragedia que las imágenes no muestran, como forzando y preparando al espectador para ver algo que nunca sucede.
Entre los personajes que circulan hay futbolistas, entrenadores, directores y presidentes de clubes, etc.
Si a todo esto se le suma la inequívoca sensación que la cámara nunca esta en función de testigo, sino que los personajes accionan frente a la misma como si todo estuviese guionado, entonces la veracidad va desapareciendoy con ello la derivación documentalista de las intenciones.
Si queda claro, como acontece en todo el mundo, que aquellos ligados al fútbol, principalmente los futbolistas, viven muchísimo mejor que la mayoría del pueblo que lo vitorea en cada partido.
Sobre el final de la proyección se observa el accionar del ejercito israelí reprimiendo a los manifestantes, no se sabe ni cual ni la razón de la protesta que tampoc, y seamos justos, no son la versión árabe de la Madre Teresa de Calcuta.
El otro punto a tener en cuenta es que las balas de uno y otro lado no vienen grabadas nominalmente.
La finalidad puede ser la correcta, pero las formas son inconducentes y el resultado negativo.