Yanka

Crítica de Alina Spicoli - Estrelladas TV

Una aventura neuquina

“Yanka y el Espíritu del Volcán” es una película nacional fantástica dirigida y co-escrita por Iván Abello. Julieta Ledesma y Fernando Regueira también formaron parte del guión. Producida por Sudestada Cine y Nomad VFX, el reparto incluye a Maite Lanata (El Elegido, 100 Días Para Enamorarse), Ezequiel Volpe, Juan Palomino, Beatriz Pichi Malén, Aymará Rovera, Hugo Arana, Enrique Dumont, Gastón Pauls y Laura Azcurra.

La historia se centra en Yanka (Maite Lanata), una chica de 13 años a la que nunca le contaron qué pasó con su madre. Lo único que sabe es que hace diez años su mamá se fue no sin antes dejarle un collar con tres piedras. Ahora, Yanka no está feliz: su padre (Gastón Pauls) se está por casar con Rita (Laura Azcurra), mujer que no le cae para nada bien. Mientras la pareja se va de luna de miel, Yanka le pide a su abuelo Carlos (Hugo Arana) que la lleve al volcán Copahue. Desde pequeña la joven tiene sueños recurrentes sobre su madre en ese lugar, por lo que el presentimiento de que está allí es muy fuerte. En el bosque neuquino, Yanka conocerá a la “Mapu” (Beatriz Pichi Malén), protectora del pueblo mapuche que le indicará el camino correcto. Con la ayuda del duende Chucao (Enrique Dumont) y el huérfano Lighuén (Ezequiel Volpe), Yanka se pondrá en marcha para encontrarse con Pillán, el espíritu del volcán que en el eclipse de Luna piensa descargar toda su furia.

Resulta una novedad encontrarse con una película de género fantástico en el cine nacional, que va dirigida especialmente a los chicos. Con “Yanka y el Espíritu del Volcán”, Abello tomó leyendas del lugar donde nació para armar una trama relacionada a la naturaleza y los mapuches (su origen, ceremonias y creencias). La idea no está mal, ya que tendremos tópicos interesantes como que el volcán está enojado porque los hombres usaron su fuego para la guerra, el respeto que hay que tener por la Tierra y los antepasados, el alma en contraposición a la oscuridad, etc. Sin embargo, el problema mayor radica en cómo se llevó a cabo el relato.

Por empezar, la cinta está plagada de efectos especiales y escenas con croma que en ningún momento llegan a lucir aunque sea un poco reales. Fuego, bandada de murciélagos, humo, caída de piedras, una serpiente y hasta una criatura celeste medio invisible hacen que al film haya que tenerle mucha paciencia. Cuando el espíritu del volcán habla con la protagonista, la forma en la que lo manifestaron parece una copia del árbol de “Un Monstruo Viene a Verme” (A Monster Calls, 2016), con el detalle de que aquí no está bien logrado.

En cuanto a la actuación de Maite Lanata, que grabó la película cuatro años atrás, al compararla con sus trabajos más recientes puede notarse cuánto mejoró. La culpa no es toda de ella sino del guión, que no la favorece al estar lleno de diálogos que tienen cero naturalidad. Además, la relación de Yanka con Lighuén, el mapuche que la acompaña en la misión, no posee un buen desarrollo, lo que genera que el desenlace de ellos no convenza del todo.

“Yanka y el Espíritu del Volcán” consigue abrir paso a que se hagan más historias sobre la diversidad cultural y rompe con el estereotipo de que todos los mapuches son de piel y ojos oscuros. Lamentablemente, la película falla en muchos otros sentidos.