Tres chicos -uno, especialmente- aprenden a volverse cartoneros en Córdoba. Pero lejos de ser este un documental “de denuncia”, y aunque no elude la realidad, se trata de mostrar el paisaje para entenderlo antes que para señalar con el dedo. Sin desdeñar el humor ni las emociones, dejando que cada situación se desarrolle en el tiempo que le corresponde, el realizador Hermes Paralluelo logra una película notable que rompe con la inercia declamatoria de tanto documental “social” reciente. Aquí hablan los pobres, no los universitarios con dedito levantado.